Aún hay quien lo desconoce, pero simular un delito o denunciar falsamente a alguien constituyen comportamientos delictivos tipificados como tales. Hay gente que no lo sabe, y hay gente que acaso sí lo sepa pero asume el riesgo. El año pasado, los Mossos d’Esquadra denunciaron en Terrassa a veintiséis personas por esas infracciones penales basadas en el engaño. En uno de los casos, un hombre fingió un robo en su casa. Le sustrajeron, dijo, objetos valorados en más de 23.000 euros. Él mismo había forzado una ventana de su domicilio.
El cobro de seguros suele ser una de las motivaciones principales para ese proceder engañador, cuyos ejemplos más relevantes son las simulaciones de asaltos en casas o de robos con violencia e intimidación. El Àrea Bàsica Policial (ABP) de Terrassa de los mossos investigó en el 2017 unos cuantos asuntos. Muchos olían ya a chamusquina en los albores de las pesquisas. Por ejemplo, el del robo con fuerza en vivienda que no había existido.
Un terrassense denunció que alguien había allanado su domicilio y le habían arrebatado objetos valorados en 23.190 euros. Investigadores de los mossos inspeccionaron la vivienda, pero los indicios que hallaron contradecían la versión de la víctima que luego mudó en imputado por simulación.
Expuestas ante el denunciante esas incongruencias, el hombre lo confesó todo: sí, admitió que ningún intruso irrumpió en su casa; que había fingido el delito, que él mismo había forzado la ventana para hacerlo todo más verosímil.
El atraco que no ocurrió
Otro delito que no existió, también esclarecido por los mossos, fue el denunciado por un joven que dijo haber sido víctima de un atraco violento. Según su testimonio, cinco individuos lo habían asaltado en un aparcamiento de Parc Valles. Lo agredieron, lo tiraron al suelo y le sustrajeron el teléfono móvil, un aparato de alta gama valorado en 890 euros. Los mossos recibieron la pista sobre la falsedad de la denuncia a través de la información de alguien cercano al denunciante. El chico, el supuesto agredido, le había explicado en un mensaje que había perdido el móvil o alguien se lo había hurtado, se lo había robado al descuido. Esos supuestos no los cubre el seguro.
Los mossos advierten de que muchas de esas denuncias falsas generan alarma social y subrayan que descubren la mayoría de las simulaciones porque los declarantes acostumbran a caer en contradicciones o acaban confesando la verdad. O porque las indagaciones revelan el fingimiento.
El Código Penal castiga las denuncias falsas contra personas con multas y con penas de prisión de seis meses a dos años, dependiendo de la gravedad. Por simular un delito las penas basculan entre los seis y los doce meses de multa.