Terrassa

Ader llama a hacerse donante el Día Mundial del Riñón

La Asociación de Enfermos del Riñón (ADER) volvió a salir a la calle ayer coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Riñón. La entidad, que cuenta con veinte socios en Terrassa, centra su campaña en la necesidad de concienciar a la población de la importancia de aumentar las donaciones. "Sin órganos no estaríamos aquí", comentaba ayer Eugeni Coll, delegado de Ader en el Vallès.

Los enfermos de riñón instalaron ayer una mesa informativa en el acceso al Hospital de Terrassa, donde invitaron a los usuarios y a los profesionales del centro a conocer la realidad del colectivo. "Los centros de diálisis del Hospital de Terrassa y del Hospital Taulí están saturados. Son muchos los pacientes que esperan un trasplante".

Dos de cada tres trasplantes
El año pasado Catalunya superó por segundo año consecutivo el listón de los mil trasplantes de órganos, concretamente 1.106. El dato supone una media de tres trasplantes diarios, dos de los cuales son renales. Con todo, en 2017 continuaban habiendo 1.099 enfermos de riñón en lista de espera.

"Permanecer enchufado a una máquina de diálisis varias horas cada día es durísimo", comentan desde ADER, donde los enfermos permanecen muy pendientes de las últimas alternativas al trasplante que ofrece ya la la investigación en el ámbito renal.

El año pasado se presentó el primer riñón biónico, "una esperanza para todos nosotros -explica Eugeni Coll-. Su implantación generalizada nos cambiará la vida porque no será necesario esperar un trasplante y reduciremos considerablemente la medicación. Además, se está avanzando en la impresión 3d de riñones".

El riñón artificial tiene el tamaño de una taza de café y se implanta junto a los riñones dañados. Se conecta a los órganos suministradores de sangre y a la bufeta. Una vez implantado, ejecuta la mayoría de las funciones del riñón en lo que se refiere a la producción de hormonas, control de presión sanguínea y purificación de la sangre.

El riñón biómecánico, que podría generalizarse en 2020, tiene un coste inferior a un trasplante y también al tratamiento con diálisis. Además de una larga durabilidad, el órgano artificial no requiere de terapia inmunodepresiva.

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