Terrassa

“Los libros de texto, la música y la publicidad provocan desigualdad”

Por qué cree que este 8 de marzo tiene tanta relevancia?
Creo que se debe a que se han sumado los sindicatos y las organizaciones feministas para que no se quede solo en un paro parcial condenatorio de la visión feminista, sino que al apoyar un paro de dos horas o una huelga hay distintas sensibilidades y se visibiliza más el hecho de que el feminismo está y tiene que seguir estando. Si las mujeres paran en el trabajo, en el comercio, en la educación, en casa; el mundo se detiene.

¿Usted está convencida de ello?
Absolutamente. Si los empleados de guarderías, escuelas, comercios, servicios sociosanitarios, trabajo doméstico paran, se paraliza buena parte de la sociedad porque estos puestos están ocupados por mujeres.

¿Va a servir de algo?
Yo creo que visibilizarlo de esa manera, servirá, porque al final es una presión hacia los políticos. Y, por otro lado, TeC y PSC hemos instado al Gobierno, a través de un acuerdo en el pleno, que haga una ley de igualdad laboral. Si todos los ayuntamientos hacen igual, al menos habremos dado un paso hacia delante. Si el PSOE presenta la propuesta de ley en este sentido, será un paso. Hay que abordar la igualdad salarial y la conciliación laboral. Hay que reconocer legalmente muchos trabajos que se hacen como el doméstico.

¿Qué temas le preocupan?
Hemos hecho avances pero muy pequeños. Sigue habiendo desigualdad salarial, se sigue viendo como la mujer ha de cuidar de los niños, de los mayores, limpiar… y el marido o compañero ayuda. Ayudar no es igualdad. El tema de la violencia de género es un tema muy importante y el Gobierno del Estado no está cumpliendo todas las medidas. Hay muchas violencias. Me preocupan todos los temas. ¿Cómo abordarlos? Poco a poco. Lo principal es que las mujeres estemos unidas en una sola voz para que se nos oiga.

¿En esta lucha deben estar los hombres?
Por supuesto. Pero venimos de una base, tenemos la costumbre de un sistema patriarcal y en la educación y coeducación. No se les plantean valores igualitarios. Los propios libros de texto y de ficción apuntan a la desigualdad. El niño de azul, la niña de rosa; el niño con el coche, la niña con la muñeca… Podemos hacer muchas cosas pero la educación es importantísima. Y a pesar de que se da mucha formación -la concejalía lo hace- hay muchos adolescentes y jóvenes que crecen con patrones del pasado y pensamientos machistas.

¿Por qué motivos?
Puede ser por falta de formación anterior, cuando eran niños, y también por la sociedad en qué vivimos. Redes sociales, todo está permitido; música, publicidad… Las canciones que escuchamos todas son sexistas. La mujer sigue siendo un objeto y un objeto para ejercer el poder sobre ella. Esos patrones los tenemos que cambiar y si no tendremos un problema.

¿Y la familia?
El patrón de casa es una de las influencias mayores. Hasta que el hombre no se sienta en igualdad con la mujer, no avanzaremos. Si en casa, la madre y el padre trabajan pero sigue siendo la madre la que compra, cocina, limpia, etcétera, no aprendemos nada.

¿La crisis ha agravado la situación?
Hemos ido para atrás por desgracia. Uno de los factores a tener en cuenta, con la crisis, es que mucha gente ha perdido el trabajo y hay familias que dependen de los ingresos de los padres, de la pensión. Esto ha hecho que la mujer amplíe su tarea de cuidadora para con sus hijos y los mayores mientras que el hombre va en búsqueda de trabajo. Y después el hecho de quedarte en paro mucho tiempo puede causar problemas que, en algunos casos, pueden derivar en casos de violencia psicológica o más grave.

El Ayuntamiento fue pionero en la concejalía. Lleva más de 25 años trabajando. ¿Cómo ha sido su incorporación?
El servicio está muy consolidado, tiene las ideas muy claras, sólo falta ponerle el acento político. Tenemos unas técnicas y unas trabajadoras que saben qué quiere, dónde quieren ir y cómo hacerlo Es muy fácil trabajar con ellas… ¿Está todo hecho? No. Lo estará cuando haya un sentimiento igualitario, cuando hombres y mujeres caminen de la mano juntos y sobre todo la mujer puede andar por la calle sin miedo.

¿Hasta qué punto puede influir el Ayuntamiento?
Nosotros hacemos mucha formación a adolescentes y profesores. Hacemos campañas de difusión. Trabajamos con un presupuesto en perspectiva de género para que todos los servicios municipales se involucren. También estamos incorporando en el reglamento de género a LGTBI. Estamos trabajando en el protocolo sobre feminicido, de mutilación genital, de agresiones sexuales en lugares públicos… Trabajo se hace mucho.. Todo el que quisiéramos, nos faltan muchas manos. Pero creo que tenemos una buena línea y que somos un referente para muchos municipios y para entidades de mujeres y la universidad. Hemos sido la única administración que hemos sido llamados a una mesa de la UAB para un máster sobre género.

¿Qué le gustaría hacer en este año y poco que queda de mandato como responsable de la concejalía de la Mujer?
Que se puedan implementar estos protocolos que son necesarios. Queremos involucrar a la sociedad. La sociedad debe sentirse parte de esto y hay que implicar a los sectores, desde la política hasta los juzgados, pasando por comerciales, sanitarios… Un protocolo no solo es de actuación sino de prevención. Me gustaría hacer muchas cosas pero … Muchas metas no me he propuesto porque sus trabajadoras tienen muchas ideas y te hacen partícipes de ella.

Usted es abogada ¿Cuándo se implicó en política?
Desde 2009. Tengo 39 años. Entré en el partido socialista y al cabo de un año entré en la ejecutiva. Desde el primer momento me involucré en la comisión de políticas de igualdad y al cabo de un tiempo me dieron un cargo orgánico. Hasta ahora trabajaba como abogada.

¿Cómo se ve la ciudad desde el Ayuntamiento?
Totalmente distinta. La sensación de poder ayudar a los ciudadanos es indescriptible. Tu como abogada ayudas a tu cliente pero aquí tenemos muchos clientes. Yo al estar en el partido tenía conocimiento de muchos servicios. Yo, por ejemplo, que atendía a mujeres víctimas de violencia de género, estaba muy en contacto con Casa Galeria. A gente relacionada con problemas de vivienda, también la derivaba hacia el Ayuntamiento… Aquí tienes que solucionar problemas de más gente teniendo en cuenta que la solución no gustará a todos pero defendiendo que será las más equitativa.

¿Acertó en tomar esta responsabilidad política?
Todos los que hemos entrado somos gente del partido. Hemos entrado para ayudar a sumar. Hoy por hoy no sé si estaré en una próxima legislatura.

¿Le compensa?
Para mí, esto es un regalo. No sé si tendré la posibilidad de seguir haciéndolo. Es una experiencia nueva gratificante. Yo llevo otras concejalías que también son de envergadura. Tengo concejalías muy de sentimientos. Llevo Servicios Sociales. Aunque solo pueda ayudar a una persona, no tiene precio.

¿Cuándo decidió ser abogada?
A los 12 años decidió que quería ser juez aunque al final no he llegado allí. Yo creo que siempre he tenido vocación de ayudar a la gente. Y cuando Alfredo Vega me ofreció la posibilidad de formar parte de este equipo nuevo y renovado, no lo dudé.

¿Cuáles son sus aficiones?
Ahora no tengo. Tenía y las he ido dejando. Me gustaba leer pero cuando hice las oposiciones a juez dejé de leer libros que leía tantas veces lo mismo que empezó a no gustarme. El otro día fui a una charla de un profesor de un instituto, "Las lágrimas en la memoria", y me lo compré porque me entraron ganas de volver a leer. Leer es la mejor manera de cultivarse, formarse y tener criterio. Y luego me ha encantado el deporte. He practicado muchos deportes. He jugado a balonmano y a fútbol-sala con equipos de La Rioja, donde yo vivía antes. El fútbol es una de mis pasiones.

¿Nació en La Rioja?
No, no, nací en Madrid, de padres riojanos y a los 13 años nos fuimos de vuelta a La Rioja. Y a los 28 años, en 2008, me vine a vivir a Terrassa por amor y creo que aquí me moriré. Me encanta Terrassa, todo. Me encantan los edificios emblemáticos que tiene y pasear mucho por la ciudad. Paseo mucho por Ca N’Anglada. Me encanta, lo hago de noche, de día, no me da miedo. Me parece un pueblo metido en una ciudad. Mucha gente se conoce. Yo vivo en Les Arenes y tenía el despacho en Vallparadís e iba caminando. Para mí, la Masía Freixa tiene algo especial. Siempre que la miro, descubro algo diferente.

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