Los memes son esos chistes, ocurrencias o en ocasiones desafíos intelectuales que buscan cómo decir más con menos. Te puedes encontrar auténtica basura o brillantes destellos de sabiduría. La viralidad también es cuestión de suerte. Uno de los muchos que corrían estos días relacionados con la convocatoria de la huelga de mujeres de hoy mostraba a un hombre diciendo: "No entiendo por qué hacéis esta huelga". Su interlocutora respondía: "Por eso la hacemos". Esa escueta, mínima conversación encierra seguramente la esencia de lo que hoy sucede.
Las reacciones a la convocatoria han sido de todo tipo, desde el apoyo incuestionable hasta la condescendencia, pasando por la incomprensión. En ese sentido, ha sido curiosa la reacción de la patronal Cecot que ha hablado de que apoya la reivindicación de las mujeres, pero no comparte la convocatoria de la huelga, porque afecta a la actividad económica. Se mostró algo más de comprensión ante el paro de país del 3 de octubre, que en absoluto cuestionamos, pero que también afectaba a la actividad económica. No se trata de mezclar cuestiones, sino de poner de manifiesto una cierta contradicción.
En ese sentido, hay quien ha equivocado la reacción, especialmente desde el Gobierno del Partido Popular en el sentido de que se han tomado la convocatoria como un ataque directo. Quizás hay ahí un pequeño pecado de soberbia en esa reacción puesto que entendemos que esta huelga transciende los gobiernos. Hay que entenderla como un grito por la equidad, como una herramienta para dar visibilidad a una situación de desigualdad real que se adentra en las más profundas raíces de nuestra cultura. Hablamos de techo de cristal, de brecha salarial, de violencia de género, de acoso sexual, de desigualdad en el hogar, de acoso laboral. Hablamos de conceptos que están estrechamente ligados a nuestro día a día a los que en algunos casos no se les presta la atención que requieren o no se piensa en ellos como en un problema real. Es cierto que hay un rechazo generalizado al acoso el acoso sexual o el maltrato, pero quizás deberíamos reflexionar sobre si se hace suficiente para evitarlo, pero quizás sea todavía el seno familiar en el que con mayor intensidad se puede identificar esa desigualdad enquistada. Contra las actitudes machistas no cabe ya la condescendencia, sino la implicación decidida del hombre. Mientras la igualdad no exista, la huelga de mujeres tendrá sentido.