Terrassa es la tercera ciudad de Catalunya, después de Barcelona y L’Hospitalet. El municipio ha ganado 44.534 habitantes desde el año 2000 hasta el 1 de enero de 2017, según el último indicador oficial de población del Idescat. En enero del año pasado, Terrassa sobrepasaba en 580 personas la población de Badalona, que un año antes superaba a nuestra ciudad en 513 habitantes.
Desde el punto de vista demográfico, pues, Terrassa, con 216.428 habitantes, es la tercera ciudad de Catalunya pero la ANA (Àgora Nova Atenes) ha querido analizar si esta etiqueta se corresponde con la vitalidad y la calidad de vida del municipio. Por eso organizó este sábado al mediodía un vermut-debate para hablar de ello. El acto tuvo lugar en el bar La Fàbrica 1909, en el patio del mNACTEC, donde los asistentes pudieron disfrutar de una degustación de vinos y quesos elaborados en la comarca. El debate fue moderado por el periodista Manel Sarrau. Participaron en él la economista y directora de la Escodi, Núria Beltran, el demógrafo Ramon Arribas, la comerciante y presidenta de la Fundació Comerç Ciutadà, Maria Costa, y el escritor y periodista Vicenç Villatoro.
Los cuatro ponentes hablaron de los retos de Terrassa tanto en el ámbito demográfico, como económico, comercial y cultural, deliberaron sobre el modelo de ciudad y valoraron las posibles líneas estratégicas a seguir.
A remolque del crecimiento
Arribas consideró que la ciudad siempre ha ido a remolque del crecimiento demográfico descontrolado. En este sentido, explicó que mientras que el aumento poblacional permite un incremento de los ingresos vía impuestos, lo que favorece la construcción de nuevos equipamientos y servicios, el incremento de la población también supone un aumento de la contaminación atmosférica, acústica y lumínica. Vicenç Villatoro, recordó sin embargo que la densidad en Terrassa es más baja que en otras grandes ciudades gracias a la presencia de un gran parque natural como el de Sant Llorenç, cosa que a su juicio permite una mayor calidad de vida.
Más allá de la calidad de vida y centrándose más en la vitalidad de la ciudad, a la pregunta sobre si la proximidad con Barcelona es una freno a la culturalidad de Terrassa, el escritor aseguró que nuestra ciudad tiene buenos equipamientos culturales y un gran patrimonio pero opinó que no puede considerarse una unidad cultural ya que Catalunya actúa actualmente como un sistema cultural único.
Por su parte Maria Costa, que recordó que hemos pasado de una ciudad textil a una ciudad de servicios, recalcó la singularidad del pequeño comercio y el atractivo comercial del centro de la ciudad. Costa aseguró que Terrassa dispone de una oferta comercial suficiente, sobre todo en el centro, y que la rivalidad no es tanto con otras ciudades como Barcelona sino con el comercio electrónico, cuyos impuestos no repercuten en la ciudad, además de provocar un aumento de la contaminación debido a los mensajeros que se encargan de entregar los paquetes a domicilio.
Siguiendo con el análisis de la vitalidad de Terrassa, Núria Beltran opinó que no es una ciudad dormitorio. “Es una ciudad que ofrece bastante de todo a los recién llegados. El problema es si esta gente nueva hace ciudad”, señaló. Por otro lado, la directora de la Escodi destacó que muchos de los recién llegados han venido a vivir a Terrassa porque dispone de pisos más baratos que otros municipios, y que con la llegada de nuevos ciudadanos, ha disminuido el poder adquisitivo medio de los terrassenses.
Una ciudad metropolitana
Con respecto al aumento demográfico, Arribas también destacó que “Terrassa ha vivido un cambio estructural enorme y que ahora es una ciudad más extensa y más compleja, más plural y diversa y más metropolitana”. En este sentido, Villatoro comentó que el activo que más añora respecto a otras ciudades medianas es la falta de capitalidad sobre una comarca. “El proyecto de Terrassa no es ser la cocapital del Vallès Occidental sino ser una ciudad importante de Catalunya. Y esto no es problema de Terrassa sino del Vallès Occidental. Esto de la realidad comarcal no existe, es mentira. Terrassa no es la capital de Rubí ni de Sant Cugat. La gente de estos municipios no coge el tren para ir a Terrassa sino para ir a Barcelona. Tenemos más un partido judicial que no una comarca. No creo que nuestro horizonte sea el de encabezar un territorio que no está vertebrado sino el de ser una ciudad relevante dentro de la red catalana”, afirmó.
En esta línea, Cesc Poch, director general de la Agència Catalana de la Joventut, que se encontraba entre los asistentes al debate, señaló que en Europa hay muchas ciudades que están cerca de una gran capital y que son reconocidas mundialmente porque tienen un proyecto claro de ciudad, “algo que no ocurre en Terrassa”.
Los cuatro ponentes compartieron la idea de la ausencia de un proyecto global de ciudad que tenga en cuenta todos los ámbitos y sea claro y conciso. “Nos falta un modelo de ciudad multidisciplinar y conjunto. Vamos haciendo planes comerciales, deportivos… pero por separado y lo que deberíamos hacer es un plan ambicioso que nos dé nivel de vida”, pidió Costa.
“Tenemos el qué pero no el cómo. Cuando hablamos de liderato miramos hacia el Ayuntamiento pero también tenemos que mirar hacia las entidades. Muchas no han tenido un cambio de liderato en los últimos diez o quince años. Debemos intentar implicar a los menores de 40 años”, propuso Beltran, a lo que añadió que “tenemos que aprender a promover y cuidar nuestras singularidades. Ya hacemos cosas pero vamos demasiado lentos”.
“El recorrido que hemos tenido y la realidad actual nos ayudan a prever cómo será la ciudad del futuro. El problema es que nos dejamos llevar por esta inercia sin hacer cambios o modificaciones” dijo, al respecto, Isaac Albert, portavoz municipal de ERC-MES. “Nos falta apostar por la audacia y la ejecución”, comentó Beltran. “Es un tema de voluntad, sobre todo política. No existe un proyecto político de la Terrassa del siglo XIX y esto es un problema porque no podemos mirar la ciudad con los mismo ojos que en el año 92. Hemos de tener sentido crítico. El futuro viene condicionado por el pasado pero hemos de tener ilusión. Una ciudad es viva cuando hay ‘trempera'”, añadió Arribas. “Hace falta creer en nuestra ciudad, conocerla y darla a conocer”, puntualizó Costa, que destacó la importancia de la singularidad para conseguir una ciudad atractiva.