El 37 suele ser un dorsal para un meritorio. El sábado lo portaba un jovencísimo futbolista de Matadepera, Riqui Puig (13 agosto de 1999), jugador del juvenil "A" del FC Barcelona a quien Gerard López, entrenador del Barça "B", había convocado para el partido contra el Nàstic de Tarragona en el Mini Estadi. En las gradas, sus padres y sus hermanos asistían a lo que intuían que podía ser una fecha inolvidable. A sus 18 años era la segunda vez esta temporada que entraba en una lista del filial barcelonista. La anterior había sido en el Nuevo Arcángel de Córdoba, pero aquel día no se produjo su debut. Esta vez sí, en el minuto 68 y con 0 a 1 en el marcador, el técnico azulgrana decidió apostar por el más joven de la clase, signo inequívoco de que éste es un futbolista singular. El Barça "B" acabó empatando con Riqui Puig como elemento motivador de un cambio en el fútbol del conjunto barcelonista. Ayer volvió a estar con el filial en el estadio Carlos Tartiere de Oviedo.
La grada del Mini Estadi descubrió un nuevo talento de La Masia, un futbolista creativo, cien por cien estilo Barça, que se desenvuelve en la posición de interior en el centro del campo, territorio adecuado para exponer su juego. "Entiende bien el dibujo y tiene esa personalidad para entrar en el campo y debutar pidiendo el balón, jugándolo y filtrando pases", dijo su entrenador. "Al principio estaba nervioso, pero cuando entras en el partido sólo quieres hacerlo lo mejor posible", confesó Riqui tras el encuentro. "Los jugadores del juvenil debemos estar preparados si nos dan una oportunidad. Me he sentido bien, estoy feliz."
Riqui Puig ha crecido arropado por un entorno familiar y deportivo que le mantiene alejado de los focos mediáticos. O al menos todo lo que se puede en un universo como el barcelonista donde muchos cracks en ciernes han desaparecido aplastados por la vorágine consumista de la que ha sido considerada como la mejor cantera del mundo.
Formación
Riqui es un tipo distinto en el campo, donde encarna las mejores virtudes del fútbol que apadrina el Barça, y también fuera donde no ocupa su vida únicamente con el fútbol. Sus padres, Carles y Lali, le han insistido siempre en la necesidad de obtener una buena formación académica que le permita estar conectado con el mundo real. Riqui cursa el primer curso de Administración y Dirección de Empresas en el IQS de Barcelona.
El fútbol ha sido la pasión de Riqui desde su infancia. Ha estado en dos finales de Champions del Barça, quizás dibujando ya sueños de futuro. De hecho, el balón nunca ha sido un extraño en la familia dado que su padre, Carles, fue jugador del primer equipo del Terrassa FC en la década de los 80, componente como lateral izquierdo de aquella magnífica generación de futbolistas locales como Saletes, Quim Torrents, Paco, Espejo o Salinas con quien logró el ascenso a Segunda "B" además de cuatro Campeonatos de Catalunya sub-23 a las órdenes de Antonio Linares.
En el fútbol dio sus primeros pasos en el colegio La Farga y en edad benjamín llamó a la puerta del Jabac, donde el coordinador Alfred Llimona, ex compañero de su padre en el Terrassa FC, le dio entrada. Desde el primer momento se observó el talante diferencial de un futbolista que pese al ser el menos sobresaliente en el plano físico era el más destacado con el balón en los pies. Sergio Espejo, entrenador terrassense que actualmente trabaja en el fútbol base del Espanyol, lo pulió durante cuatro años. Un período en el que Espanyol y Barça anduvieron tras su fichaje. Pero la familia no se dejó deslumbrar por las luces de los dos grandes clubs de Barcelona y prefirió que prosiguiese su formación en casa, rodeado de sus amigos, en un entorno adecuado y donde podía continuar siendo un futbolista importante.
Llegada al Barça
En todo caso, el creciente progreso de Riqui Puig no hizo más que acrecentar el interés del Barça y en su primer año como cadete, el futbolista de Matadepera aterrizó en la entidad barcelonista apadrinado por Albert Puig y Guillermo Amor. Riqui deslumbró nada más llegar, ganando el trofeo al mejor jugador en el Memorial Joan Bot de Blanes o en el MTV Hallen en Alemania. Y desde entonces su progresión no se ha detenido, pese a las dificultades de su primer año como juvenil donde el diferencial físico es notable. Pero su fútbol siempre ha acabado imponiéndose, como cuando el año pasado fue nombrado mejor futbolista del torneo MIC de la Costa Brava, haciéndose cada vez más protagonista en un juvenil con quien este año está disputando la Youth League, la Champions de la categoría donde ha marcado dos goles.