Taxistas y ciclistas han llegado a un acuerdo de convivencia para que ambos colectivos puedan utilizar sin conflicto los carriles bus-taxi en armonía. La importancia del acuerdo va incluso más allá de la mera convivencia, porque taxistas, ciclistas y el propio Ayuntamiento de Terrassa se obligan a realizar actuaciones concretas de concienciación y educación entre conductores de coches y ciclistas para promover una movilidad sostenible, saludable y segura. El colectivo de ciclistas BiTer considera este acuerdo pionero y esencial para llevar a cabo una labor esencialmente divulgativa para la convivencia en la calzada entre conductores y ciclistas e impulsar una conciencia entre los ciclistas de respeto a las normas de circulación y en especial al peatón.
No estamos ante un tema menor. La movilidad sostenible se está convirtiendo en una opción cada vez más utilizada en las ciudades. El uso de la bicicleta, o mejor dicho, el uso incívico de la bicicleta y la conducción inconsciente de los automovilistas puede generar problemas de diversa índole y se hace necesario un marco de convivencia en el que conductores, ciclistas y también peatones, nos encontremos cómodos y respetados.
El ciclista en la calzada es el actor más débil entre coches y motocicletas y reivindica su derecho a compartir ese espacio en base a algo tan esencial como el respeto a la hora de mantener las mínimas normas de seguridad como distancias y adelantamientos con garantías en zonas adecuadas. La paciencia ante la bicicleta y el sentido común son el mayor esfuerzo que se les debe pedir a los conductores. Es legítima esa reivindicación y todos debemos aprender a compartir los espacios urbanos.
En el otro extremo está la bicicleta cuando circula por aceras y zonas peatonales. En ese momento, cambia el rol y el ciclista deja de ser el actor vulnerable para convertirse en un elemento peligroso de la movilidad si no aplica el respeto y el sentido común que reclama en la calzada. Es por ello que colectivos como BiTer se hacen imprescindibles a la hora de concienciar a los conductores de la necesidad de hacer de la calle un lugar de encuentro en lugar de un escenario de conflicto y al mismo tiempo a divulgar normas de comportamiento cívico entre los ciclistas. Pertenecer a ese colectivo es ya de por sí una garantía de civismo, pero es cierto que queda mucho trabajo que hacer tanto entre el colectivo de ciclistas como en el de conductores. Este acuerdo con los taxistas puede ser el comienzo de una convivencia armoniosa.