Buenas noticias para el medio ambiente y para la salud. Los niveles de polución registraron un nuevo descenso en la ciudad durante el último año, hasta situar la presencia de dióxido de nitrógeno (NO2) en el valor límite anual de 40 microgramos por metro cúbico de aire. Terrassa llevaba años rebasando los niveles de peligrosidad para la salud fijados por la UE. El dato supone ahora una mejora de la calidad del aire y un paso decisivo para que abandone su plaza entre las zonas más contaminadas de Catalunya.
El último informe de la conselleria de Territori i Sostenibilitat, a partir de los datos obtenidos en la Xarxa de Vigilància i Previsió de la Contaminació Atmosfèrica (XVPCA), revela que la ciudad sigue en su tendencia a reducir los niveles de polución: cinco puntos menos en 2016 y dos menos en 2017 hasta situarse en la barrera ambiental de los 40 microgramos de NO2. En 2009, hace apenas 9 años, la contaminación superaba en Terrassa sobradamente los niveles de riesgo para la salud con 50 microorganismos /m3 de dióxido de nitrógeno en el aire.
Los barrios del Eixample, Gràcia-Sant Gervasi y Poble Nou de Barcelona siguen siendo los emplazamientos más contaminados de Catalunya, seguidos de municipios como Mollet y Sant Andreu de la Barca. Todos ellos rebasaron con creces en 2017 los límites comunitarios. La mejora de Terrassa en los últimos doce meses ha desplazado a la ciudad hasta la sexta plaza en el ranking de las ciudades más contaminadas, empatada con Sant Adrià del Besòs.
Además, el avance se produce en un contexto de estabilidad en las mediciones generales, paralelo a un incremento de la polución en las zonas más contaminadas. Barcelona, Mollet, Sant Andreu, Badalona, Barberà y Martorell han visto empeorar sus indicadores de contaminación durante 2017.
La tendencia en Terrassa es la contraria, como ocurre también en Sabadell o Montcada. Se da la circunstancia de que en la ciudad, la principal cabina de medición de la calidad del aire es fija, urbana y está situada en uno de los puntos de mayor polución, junto a la rotonda del Doré. La medición en ese enclave, que acaba viéndose reflejada en las estadísticas oficiales, no coincide con los niveles de calidad del aire que se respiran en el resto de la ciudad, donde la presión del tráfico es mucho menor y el ambiente mucho más limpio. Lejos de puntos de elevada contaminación como las calles Topete, García Humet, Arquímedes o Galileo, el conjunto de la trama urbana registra durante todo el año niveles bajos de contaminación.
Más movilidad, mismas emisiones
El informe anual sobre la calidad del aire de la conselleria de Territori i Sostenibilitat concluye que las concentraciones de NO2 se mantienen en Catalunya pese a que la movilidad experimenta un incremento en todos los modos de transporte. Según datos de la Autoritat del Transport Metropolità (ATM), el tráfico privado se incrementó el año pasado en la región metropolitana de Barcelona un 2,7 por ciento, mientras el transporte público cerraba el ejercicio con 985 millones de viajeros, lo que supone un incremento del 3,3 por ciento.
También aumentó el tráfico en el puerto de Barcelona, un 26%, y en el aeropuerto de El Prat, que registró un 7,1% más. Ambos modos de transporte son indicadores con influencia en las emisiones.
Terrassa es uno de los 40 municipios de la Regió Metropolitana decretados zona de protección especial por el Pla d’Actuació per a la Millora de la Qualitat de l’Aire, atendiendo a los altos niveles de contaminantes: óxido de nitrógeno (NO2) y partículas en suspensión de menos de 10 micras (PM10). La ciudad pertenece a la ZCA 2 y actualmente dispone de dos puntos de medición atmosférica: la estación automática de la Rambleta del Padre Alegre (que funciona desde el 22 de febrero de 2005) y la estación manual ubicada en las instalaciones de Mina Pública en la calle Societat.
El Ayuntamiento de Terrassa aprobó en 2015 el Pla de Millora de la Qualitat de l’Aire y desde entonces ha implantado diferentes medidas encaminadas a reducir los niveles de contaminación en la ciudad. La última y más mediática, la incorporación a la flota de autobuses de seis vehículos híbridos el año pasado y la compra de 10 más que llegarán a principios de 2019.
Este año, los precios del transporte urbano incluyen una tarifa especial para el billete sencillo que se aplicará en los episodios de contaminación elevada. Durante esos días, en los que se recomienda dejar el coche en casa, el billete sencillo costará 1 euro en lugar de los 1,45 euros que cuesta habitualmente. En paralelo, la concejalía de Movilidad trabaja en la incorporación al plan de calidad del aire de las medidas restrictivas en días de alta contaminación, conlas que se pasará de recomendar a sancionar.