Fuertes aplausos y público en pie. El Centre Cultural Terrassa vivió otra noche de danza emotiva, sorprendente y vibrante. En esta ocasión fue por María Pagés y su compañía que ofrecieron un "Yo, Carmen" con mucha alma poética y reivindicativa. La prestigiosa bailaora sevillana, junto a su cuerpo de baile, cantaoras y músicos, derrochó una fuerza y una energía imparable por espacio de dos horas y sin tiempo para relajarse.
En esta obra, Pagés revisita el mito de "Carmen" que creó Prosper Mèrimée y cuya novela del mismo título se publicó en 1845. Su "Carmen", tal como avanzó a este diario, aúna muchas "Carmenes". Para configurar este nueva figura femenina del siglo XXI, Pagés ha conversado con mujeres de otros orígenes y culturas y a partir de la experiencia acumulada ha creado esa mujer que quiere ser la voz de todas.
El espectáculo se abrió con la apertura de la música creada por Georges Bizet con una luz muy tenue, en la que apenas se apreciaban las bailaoras pero si los abanicos que llevaban en sus manos y que se abrían y se cerraban al ritmo de la música. Tras esta primera imagen, muy estética y visual, "Yo, Carmen" nos presentó a la mujer en todas sus facetas; desde la madre que cría y cuida de sus hijos, trabaja fuera de casa y cuando llega se encarga de hacer la comida y de barrer y fregar, hasta la que tiene inquietudes por la lectura, la que se planta con firmeza ante la adversidad y se entrega apasionada al amor posible o imposible. En este recorrido vital, Pagés y sus seis bailaoras recurren a un baile flamenco elegante, cuyo zapateao rítmico, a veces suave y otras rebelde en función de si el estado de ánimo es frágil, doloroso o, por contra, afortunado y dichoso. Y algunos pasajes, esencialmente los más dramáticos, se refuerzan con el cante, con la voz -preciosa de Ana Ramón y Sara Corea y la música a la guitarra y al violencelo y violín de los intérpretes que permanecen a oscuras. El espectáculo "Yo, Carmen" de María Pagés nos gustó porque ha logrado su propósito de presentar a una mujer actual, ha indagado en su esencia, con sus debilidades y alegrías. Su protagonista rompe con el prototipo que creó Mèrimée, el de una bella mujer gitana que conquistaba corazones y cuya libertad le costó la vida. Dicen las fuentes históricas que, precisamente, este retrato de Carmen alejado del romanticismo de la época fue motivo del infarto que tuvo Bizet a los 36 años. Otras defienden que Mèrimée dio una visión machista en cuanto que la mujer aparecía como la culpable del drama pasional.
De todos modos hay que recordar que la novela del autor francés es de mitad del siglo XIX y que, seguramente, en el XXI, hubiera optado por otra "Carmen". Sea como fuere, Pagés nos presenta una mujer muy próxima y reivindicativa. Todo el espectáculo sitúa a las féminas en primer plano mientras que los hombres están pero de modo simbólico, a través de las siluetas en forma de silla. La obra nos arrastró por su lírica e ímpetu a partes iguales y porque hay mucho baile con mucho poderío y alma. Y, este sentido, los solos de Pagés, que culminaron con el aria de "El amor es un pájaro rebelde" (la famosa habanera), frente a un espejo, fue una maravilla.
Espectáculo de danza de la compañía María Pagés basado en la obra "Carmen", de Prosper Mèrimée. Dramaturgia: El Arbi El Harti. Música: Georges Bizet, Sebastián Yradier, Rubén Levaniegos, Sergio Menem, David Muñoz y María Pagés. Día 24 de febrero. Centre Cultural Terrassa.