Las principales cifras macroeconómicas relativas a 2017 ya se conocen, son excelentes y auguran un buen escenario para este año. Ademas, Joan B. Casas, decano del Col·legi d’Economistes de Catalunya (CEC), tiene muy claro, a tenor de esas cifras, que la "solidez" de la economía catalana puede aguantar un "choque puntual", en referencia a las incertidumbres generadas por el proceso político en el último trimestre del año, aunque otra cosa muy distinta sería si esos factores negativos "se cronifican".
Así lo aseguró Joan B. Casas durante una conferencia sobre las "Perspectives Econòmiques per al 2018" que pronunció este miércoles en la patronal egarense Cecot y que fue presentada por Antoni Abad, presidente de esta institución. "En 2017 Catalunya creció un 3.4%, y por tanto, más que España (3,1%), a pesar del último trimestre", dijo Casas. "En Catalunya el sector industrial y la construcción, básicamente, tuvieron el año pasado un comportamiento muy bueno y en el último trimestre sólo se resintió algo el turismo pero pudo aguantar". Es más, el presidente del CEC aseguró que en el actual choque "idiosincrásico" el problema "no es de Catalunya, sino del conjunto de España ya que cada punto de impacto negativo en la económica catalana se replica en la española. Es decir, que si en Catalunya, por este asunto, se pierden cuatro mil millones, otros tantos se pierden en el resto de España. En total, ocho mil". Para este año, Casas asegura que la economía mantendrá su entorno positivo no sólo en Catalunya y España, sino a nivel europeo y mundial. "El impacto de la gran recesión que empezó en 2008 se ha amortiguado y parece claramente que estamos en una situación de crecimiento constante".
Capítulos inesperados
En clave catalana y española, esas buenas expectativas tienen todos los visos de cumplirse siempre y cuando no se produzca algún capítulo inesperado en materia de tipos de interés o precios energéticos. "La previsión es que no haya ningún cambio en el rumbo económico", sintetizó. En cualquier caso, los riesgos en un contexto mundial, que calificó de "complejo e incierto", no dejan de existir a pesar del avance del PIB mundial que cifró en el 3,8% para este año.
Para empezar, el Estado español, para que el se prevé un crecimiento del PIB del 2,4% en 2018, debe empezar a demostrar que es capaz de mejorar el avance de su economía sin los "vientos de cola" (precio del petróleo y tipos de interés, que comenzarán a subir por la reducción de la política monetaria expansiva del BCE que se ha empezado a aplicar este enero). Porque el incremento del precio del crudo en una economía dependiente energéticamente como la española "tiene mucho impacto" (el barril Brent tiende a subir y ya ha superado la barrera de los sesenta dólares aunque queda lejos de los doscientos de tiempo atrás). También generaría un gran impacto el aumento de tipos en una economía muy endeudada. "El pasivo global de la deuda española equivale al 220 del PIB; cualquier variación de tipos nos afectará". En cualquier caso, tras el cambio de política del BCE, la subida de tipos progresiva no se reflejará claramente hasta de aquí "dos o tres años".
En clave interna, existen factores de debilidad en la economía española. Para empezar, la prórroga de los presupuestos generales del Estado no es una buena noticia, pues esa alternativa excluye al capítulo de inversiones, que es un motor de la economía, o el hecho de que no se haya renovado el modelo de financiación autonómica y que literalmente "Montoro hace lo que quiere" en este capítulo, tampoco es el mejor escenario. Otra de las asignaturas pendientes es reducir la dependencia de la competitividad de la moderación salarial, apostando más por el I+D, recortar el déficit público, y reformar el mercado laboral, que es "enormemente débil y cualquier cambios en las magnitudes puede afectarle". Otra de las carencias de este mercado laboral es su gran precariedad, que "como sociedad no nos lo podemos permitir". El bajo valor añadido de los puestos de trabajo que se generan en la actualidad, y que por lo tanto son fácilmente "destructibles" si cambia el ciclo, no sólo condicionan la financiación de la Seguridad Social, sino que "mantenemos a una parte de la población con muy pocos proyectos de futuro".