El Ayuntamiento de Terrassa ha llegado a un acuerdo con los propietarios de buena parte de los terrenos que configuran el Torrent de les Monges para la recuperación del espacio natural. Se trata de uno de los dos cauces que confluyen en el extremo norte del Torrent de La Gripa. En ese punto, el terreno se bifurca conformando el Torrent del Sagrament (conocido popularmente como la Font de Les Canyes) y el Torrent de Les Monges.
Tras meses de complejas negociaciones, el Ayuntamiento ha llegado a un pacto con los propietarios de las fincas de este paraje para la firma de un acuerdo de custodia. El contrato comporta la cesión de la gestión de las parcelas a la administración municipal para su recuperación, con vistas a un uso ordenado del espacio natural.
Los propietarios conservan la titularidad del suelo, así como sus obligaciones legales y fiscales. Durante diez años, la administración gestionará las fincas.
El acuerdo afecta al tramo norte del torrente, 1,87 hectáreas de titularidad estrictamente privada. En el extremo sur, de propiedad municipal, ya se han retirado las barracas y se ha procedido a la limpieza del curso natural del agua.
Ahora la intervención se centrará en el extremo norte del torrente, donde está descartado el uso ganadero y agrícola.
El proyecto del Torrent de les Monges se enmarca en el Pla de l’Anella Verda, que prevé la recuperación del cinturón verde que rodea la ciudad y en especial la adecuación de los torrentes y rieras como espacios naturales. El acuerdo con los particulares se hace imprescindible puesto que el 85 por ciento del territorio natural que rodea la ciudad está en manos privadas.
El Ayuntamiento ya ha intervenido en las 12,6 hectáreas del Torrent del Sagrament (Font de les Canyes), donde cerró acuerdo de custodia con 23 propietarios. La misma fórmula se ha aplicado en el Torrent de La Gripia-CanMontllor. En ambos espacios se han retirado las casetas y los huertos ilegales y se ha procedido a la limpieza y adecuación de los cauces fluviales.
El tramo de la Font de les Canyes se abordó después de que el vendaval de diciembre de 2014 arrasara la vegetación del corredor natural y destrozara buena parte de los huertos instalados en la zona desde los años 70.