El BBVA Research, servicio de estudios de BBVA, prevé que la economía catalana continúe su proceso de desaceleración y crezca un 2,1% en 2018 y un 2% en 2019, impactada por factores como la incertidumbre política, que podría reducir el crecimiento hasta siete décimas este año y medio punto el próximo. La entidad estima que Catalunya cerró 2017 con un avance del 3%, tres décimas menos que lo previsto en junio, y que esta tendencia a la baja se mantendrá en los dos próximos años, tras un ejercicio marcado por acontecimientos como los atentados de agosto y la crisis política catalana.
En cualquier caso, el crecimiento previsto para 2018 y 2019 supondrá cinco años consecutivos de expansión y permitirá la creación de 136.000 puestos de trabajo y la reducción de la tasa de paro hasta el 9,6% a finales de 2019, según recoge el informe “Situación Catalunya”, que ayer fue presentado en Barcelona por el economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso. El mismo estudio se dio a conocer a doscientos clientes de la entidad, ayer por la tarde, en la sede del BBVA en Terrassa.
Distintas fuerzas apuntan hacia esta ralentización de la economía catalana, como son la reducción del consumo privado, la leve recuperación del precio del petróleo o el previsible incremento de los tipos de interés, a los que hay que sumar los dos factores no económicos citados anteriormente (política y atentados). El avance de la economía catalana se desaceleró entre una y dos décimas en el segundo semestre de 2017 y sus previsiones contemplan un crecimiento del PIB del 0,5% en el primer trimestre del año, si bien los datos disponibles hasta ahora apuntan a un aumento del 0,7%. La entidad abre la puerta a una mejora de las previsiones si factores como la afiliación a la Seguridad Social o las exportaciones mantienen una tendencia positiva y la situación política mejora
El informe de BBVA dedica una atención especial a los efectos de los atentados terroristas de agosto pasado, que han tenido una especial incidencia en el turismo. Según Cardoso, el impacto de los atentados sobre el gasto privado se corrigió en pocas semanas, pero los efectos sobre el turismo podrían ser más elevados: durante este año, las visitas de turistas extranjeros podrían ser hasta un 2% inferiores que si no se hubieran producido los actos terroristas.
Corta duración
También la incertidumbre política ha tenido efectos visibles en variables como el turismo y el consumo, aunque por ahora de corta duración. Algunos indicadores, además, anticipan un efecto sobre la inversión, que podría traducirse en una menor actividad en próximos trimestres. Este informe indica que el mantenimiento de la incertidumbre política podría reducir el crecimiento del PIB de Catalunya hasta siete décimas en 2018 y hasta medio punto en 2019, y que podría torpedear la creación de 35.000 puestos de trabajo. “El impacto sobre la economía real podría dejarse notar en los próximos meses”, destaca el estudio, que subraya que si la inestabilidad no se reduce o aumenta “podría tener efectos adicionales sobre las decisiones de gasto de empresas y familias”.
Hacia otras comunidades
Además, los efectos se pueden trasladar también hacia otras comunidades, siendo mayor el impacto en función de la intensidad de las relaciones comerciales con Catalunya, como es el caso de la Comunidad Valenciana, Aragón o Madrid. Cardoso remarcó que los datos disponibles muestran que, por ahora, la incertidumbre no estaría teniendo un impacto apreciable en los datos de empleo, que evolucionan favorablemente, gracias a la propia inercia de la economía catalana, a los bajos costes de la financiación y a la recuperación global de la economía. “En la medida en que estas fuerzas impulsoras sean capaces de contrarrestar los efectos de la incertidumbre, las previsiones aquí planteadas podrían verse sobrepasadas, con un crecimiento mayor tanto de la economía catalana como de la española”, remarca el informe.