Más de un centenar largo de personas, muchas de ellas venidas de fuera de Terrassa, no quisieron perderse el sábado un concierto muy especial; el de la banda de Vitoria The Allnighters. Un porcentaje elevado de esa audiencia fueron los asistentes, y los propios novios de una boda… en vez de contratar a un grupo para su fiesta decidieron ir ellos al concierto, como en aquel dicho tan trillado de Mahoma y la montaña. Pese a la original decisión, no perdieron su dosis de lentos ni sus dosis de protagonismo, ante el clamor general (del propio grupo y de toda la audiencia, no sólo de los invitados.)
Una pieza lenta fue la excepción de un concierto de aquellos especialmente ardientes, como deben ser todas las aproximaciones a la música negra. The Allnighters mantienen su condición de grupo de culto y como tales poseen fans más que tenaces; sin ir más lejos, uno de los asistentes fue un fan de Caldes que posee toda su discografía, maquetas piratas incluidas (antes eso existía).
Los Allnighters llegaron muy dispuestos a pasar y a hacer pasar una gran noche, y lo consiguieron. Sin quedar del todo abrumados por la solera de la sala, sí expresaron su convencimiento de estar tocando en un lugar bastante único y de haberse impresionado por las entradas y carteles históricos que cuelgan de las paredes, con conciertos de finales de los 50 y los 60.
Precisamente esas son sus épocas de referencia, sobre las que descansa un universo musical que tiene varios atractivos: la apuesta por las composiciones propias, la diversidad de estilos y unas excelentes interpretaciones, especialmenye en el caso de sus dos guitarristas, y muy particularmente, del más profesional de sus miembros (tal como admitió a este diario el propio Igu), Íñigo Ortiz. Sin olvidar la entrega y carisma del frontman de la banda, con grandes intervenciones a la armónica.
Con canciones que oscilaron entre el rhythm’n’blues, el "boogie pantanoso", el blues, el "soul sureño" venido del norte vasco y a las versiones de artistas como Eddie Floyd o Dr. Feelgood, los Allnighters atravesaron la "midnight hour" con el público metido en el bolsillo, sin ser tan incenciarios o sudorosos como la fama que les precedía (las sillas no ayudaron) pero igualmente sin que su audiencia más fiel pudiera dejar de bailar de forma casi imparable.
Basaron su repertorio en su disco más reciente, "Everything is chanching" (repitiendo incluso unas de sus canciones más emblemáticas, "Gypsy Woman") pero también recuperaron temas de discos más antiguos, como su versión "sui generis" de "Black cat." Lo cierto es que la banda construyó y deconstruyó su repertorio, sacando e incorporando piezas, o cambiándolas de lugar con respecto al setlist pactado, muy atenta a las reacciones de la audiencia.
Su autenticidad -con instrumentos y amplis plenamente vintage-, su entrega y capacidad de seducción, fueron las grandes bazas de este grupo que no sólo debería atraer a los amantes de los sonidos de referencia -hiper melómanos-, sino a todos los amantes de la música.
THE ALLNIGHTERS
Iñigo Ortiz de Zárate (órgano y guitarra), Ernesto García (guitarra), Zigor Akixo (batería), Iñaki “Igu” García (voz y armónica) y Ruper Díez (bajo.) Sábado, 13 de enero. Nova Jazz Cava.