Terrassa

La Fundació Sant Llàtzer abandonará el Consorci Sanitari

El patronato de la Fundació Sant Llàtzer ha acordado abandonar el Consorci Sanitari de Terrassa. El alcalde Alfredo Vega, que preside el patronato y es vicepresidente del CST, anunció la decisión ayer en la comisión municipal de sociedades, durante una sesión monográfica sobre el tema.

La marcha de los dos representantes de la Fundació Sant Llàtzer en el órgano de dirección abre la puerta a que el Consorci Sanitari devenga hospital propio de la Generalitat, una vieja reivindicación de la institución sanitaria. Para incorporarse al patrimonio de CatSalut, los centros de salud deben ser íntegramente públicos y la Fundació Sant Llàtzer es privada.

Su marcha permitirá ahora que el CST deje de formar parte de la red SISCAT (Sistema Sanitari Integral d’Utilització Pública), formada por centros y hospitales prestan servicios de cobertura pública, y se incorpore como un hospital más a la red propia de la administración autonómica.

Los patronos de la Fundació Sant Llàtzer han acordado desvincularse del CST, pero han condicionado la decisión a que el gesto no derive en perjuicios para la histórica entidad. También en este aspecto ha habido acuerdo.

La Fundació abandonará los órganos de decisión no por decisión propia sino a petición del Consorci, quedando así exenta de asumir parte de la deuda de la entidad sanitaria. Además, hay consenso para que las dos vacantes que deja la Fundació Sant Llàtzer en el consejo de gobierno las designe el alcalde de Terrassa.

“Cuando llegue el momento tomaré la decisión”, adelantaba ayer Alfredo Vega que “ateniendo al papel clave de la Fundació en la constitución del Hospital de Terrassa y más tarde del Consorci, y en reconocimiento al papel que ha ejercido en la ciudad”, propondrá que “uno de los nuevos consejeros sea un miembro del patronato, en representación de la ciudad de Terrassa”.

Las dos entidades habían calendarizado la escisión y fijado el mes de abril para materializarla, pero probablemente será más tarde. La baja de la Fundació obligará a modificar el consejo de gobierno y los estatutos del Consorci, decisiones que deberá aprobar la Generalitat, que cuenta con mayoría de 6 representantes en la cúpula del CST y refrendar también el pleno de Terrassa. La aprobación definitiva deberá esperar a la constitución del Govern y la toma de posesión del nuevo conseller de Salut.

La nueva configuración del CST abre un horizonte de esperanza para la sostenibilidad económica del consorcio, sumergido desde hace dos años en un plan de viabilidad que persigue el doble objetivo de equilibrar las cuentas de la institución y minimizar la deuda histórica.

La conversión en hospital de la Generalitat, permitirá al CST acceder a otras opciones y formas de gestión de servicios sanitarios. Por ejemplo, a adjudicaciones directas. En el horizonte inmediato está el nuevo CAP de Can Roca, cuya gestión CatSalut deberá decidir si saca a concurso o la atribuye a un hospital o proveedor sanitario. En las condiciones actuales, como miembro del SISCAT, el consorcio sólo podría optar a través de una licitación pública.

La absorción por parte del Servei Català de la Salut del CST abre la puerta a la prestación de nuevos servicios sanitarios -rehabilitación domiciliaria, salud comunitaria, etc. -que permitan diversificar la oferta del complejo sanitario y mejorar su salud económica.

Por su parte, el Ayuntamiento ve en la marcha de la Fundació una oportunidad para fijar un nuevo escenario de relaciones en el que “ambas instituciones trabajen con total independencia y tomen decisiones propias después de un periodo no claro”.

Durante algunos años la autonomía de la Fundació Sant Llàtzer respecto al CST no era nítida, Hasta el punto de que la gerencia de ambas entidades fue compartida, un periodo durante el cual se realizaron inversiones de envergadura.

“Fundació y Consorci se mezclaban en exceso”, opina el alcalde, que ahora ve la oportunidad de “iniciar una nueva etapa” en la que “la colaboración no se pondrá en duda”, pero que estará marcada por la autonomía de acción. En la última reunión los patronos de la fundación pidieron “libertad para decidir”.

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