La Asociación Catalana por un Parto Respetado Dona Llum ha denunciado que los médicos fuerzan la “actividad de las salas de parto de lunes a viernes” para evitar trabajar fines de semana y festivos, cosa que “pone en riesgo la salud de las madres y sus bebés”.
La asociación ha hecho público hoy un informe, titulado “Nacer en Horario Laboral”, en el que revela que existe “un abuso de los nacimientos planificados -programados sin factores de tipo clínico- en los hospitales catalanes, tanto públicos como privados”.
El informe asegura que “el número de partos se incrementa en los días centrales de la semana y disminuye notablemente durante los fines de semana y los festivos”.
La abogada y presidenta de Dona Llum, Marta Busquets, ha explicado que “esta situación es muy preocupante porque los intereses de la salud se supeditan a razones de agenda y la conveniencia logística de los hospitales”.
El estudio demuestra que el número de nacimientos registrados a lo largo de los siete días de la semana se ha alterado por un “exceso de partos planificados por decisión médica” y que “cada vez es más improbable nacer durante un fin de semana en Cataluña”.
El informe expone que los días festivos, tanto nacionales como autonómicos, como el 1 y el 6 de enero, el 1 de mayo, el 24 de junio, el 15 de agosto, el 11 de septiembre, el 1 de noviembre y el 25 y el 26 de diciembre son aquellos donde menos nacimientos se producen.
El informe, que recuerda que el número de inducciones en España “es más del doble de lo recomendado por la OMS”, destaca que el “índice de cesáreas sigue al alza y muy lejos de los porcentajes establecidos por este organismo internacional”.
El informe ha detectado que en Cataluña, “la probabilidad de ser sometida a una cesárea de lunes a viernes ronda el 32 %, mientras que los fines de semana la probabilidad disminuye significativamente hasta el 22 %” y que, en los centros privados la tasa de cesáreas es “significativamente superior a la de los centros públicos”.
Dona Llum ha criticado que “si las razones para practicar una cesárea fueran exclusivamente de tipo clínico, se deberían producir el mismo número de estas intervenciones quirúrgicas en cualquier día de la semana y del año, ya que la salud no entiende de calendarios”.
El análisis demuestra que en Cataluña “el año 2015 un mínimo de 5.013 embarazadas fueron inducidas al parto y 8.519 mujeres fueron sometidas a una cesárea sin motivo médico que lo justificara, a pesar del aumento del riesgo de morbomortalidad materna e infantil que ello implica”.
Dona Llum ha colaborado con la asociación El Parto es Nuestro para llevar a cabo el informe y ambas han denunciado que las mujeres y los bebés son “quienes asumen los riesgos y las consecuencias de programar partos y el abuso de cesarías programadas sin haber sido debidamente informadas ni haber dado el consentimiento a las intervenciones médicas mencionadas”.
Los riesgos principales de inducción al parto para la madre son “una hiperestimulación del útero, ruptura uterina, hemorragia posparto, además de una mayor probabilidad de dificultades con la lactancia materna, depresión y ansiedad posparto” y para el bebé supone “un mayor riesgo de sufrimiento fetal, hipoxia e ictericia neonatal”, según la asociación.
Por cesárea, los riesgos que sufre la madre son mayores, “como un riesgo de trombo, hemorragia, infección, lesiones en otros órganos, histerectomía, problemas de fertilidad e incluso muerte materna” y para el bebé puede significar “una insuficiencia respiratoria, dificultades con la lactancia o problemas en el sistema inmunitario, aumentando el riesgo de sufrir ciertas enfermedades en el futuro como la obesidad, el asma o la diabetes”.