Las poblaciones de la demarcación de Terrassa vivieron ayer sus cabalgatas de Reyes con una explosión de luz, música y color que hizo las delicias de los más pequeños y también de los mayores. Sus Majestades, que entre sus poderes se cuenta el de la ubicuidad, protagonizaron prácticamente a la misma hora las cabalgatas de Matadepera, Viladecavalls (hubo dos, en el núcleo urbano y Can Trias), Vacarisses (también dos: núcleo urbano y Can Serra), Ullastrell, Rellinars, Castellbisbal, Rubí y Sant Cugat (en este municipio hubo cuatro: la principal, que recorrió el centro de la ciudad, y las de La Floresta, Mirasol y Les Planes).
En Matadepera, la cabalgata, que fue seguida por un numeroso público, partió desde el pabellón municipal y recorrió las calles del núcleo urbano, llenándolas de música, magia e ilusión, la misma que podía verse reflejada en los ojos de los más pequeños. Los Reyes Magos y su séquito lanzaron hasta una tonelada de caramelos.
Durante el recorrido, Sus Majestades hicieron una primera parada en el Ayuntamiento, al que accedieron a pie desde sus carrozas -que dejaron al lado- rodeados de multitud de niños ansiosos por saludarlos. Fue una entrada en el edificio consistorial apoteósica y muy emotiva.
Una vez en el balcón del Consistorio, acompañados por las autoridades municipales, Melchor tomó la palabra en nombre de los tres Reyes Magos para pedir a niños y adultos "trabajar cada día para mejorar las relaciones entre las personas, con respeto, escuchándose y queriéndose". Y se despidió recordando que les quedaba por delante una dura noche de trabajo y solicitando a los niños que se acostasen pronto. "Sed buenos. Esperamos volver a vernos el año que viene", reclamó por último Melchor a niños y adultos en su pregón. La cabalgata continuó después y Sus Majestades aún hicieron una segunda parada, delante del pesebre situado en la plaza de la Església, donde realizaron una ofrenda al niño Jesús.
Llave mágica
En Viladecavalls, la cabalgata del núcleo urbano también fue muy vistosas y se lanzaron multitud de caramelos. Se inició en la calle Major, donde la alcaldesa entregó a los Reyes Magos la llave mágica de la localidad para poder acceder a todas las casas.
En Rubí, la cabalgata contó con la participación de siete carrozas: tres para Melchor, Gaspar y Baltasar, una para el Mag Rubisenc (el emisario oficial de Sus Majestades en la ciudad), otra por el cartero real y dos más para transportar los caramelos (se lanzaron hasta cuatro toneladas, eso sí, desde la primera y la última carroza para garantizar la seguridad). Este año, la decoración, inspirada en los conceptos del oro, el incienso y la mirra, que se estrenó la edición pasada, se complementó con la mejora de las carrozas de los Reyes Magos. La comitiva estuvo formada por 32 elementos más, entre los que destacaron tres grupos de antorchas, tres conjuntos musicales, hadas, zancudos, percusión africana, un grupo de coches antiguos que transportaron los regalos, dos caballos blancos iluminados, la carbonera y la compañía de animación francesa Les Ombres Blanches.
Nuevas carrozas en Sant Cugat
En Sant Cugat, la cabalgata estrenó nuevas carrozas para Melchor, Gaspar y Baltasar, que llegaron al Parc del Arborètum en helicóptero, desde donde iniciaron el desfile. Pasearon por las calles y plazas del centro con carrozas que han sido diseñadas y fabricadas pensando en los rasgos característicos de cada uno de ellos. Los nuevos carruajes han sido fabricados en el taller de escenografía del Teatre-Auditori y en su confección ha colaborado la Associació Amics i Veterans de la Penya Regalèssia. El diseño y construcción de las carrozas se ha hecho diferenciando dos espacios: el camello donde simbólicamente viaja cada rey y la alforja que puede verse detrás de Sus Majestades. Asimismo, el desfile varió ligeramente su recorrido respecto a años anteriores para evitar las calles más estrechas y ganar en seguridad.