2017 ha cerrado con 1.200 fallecidos en accidente de tráfico en las carreteras interurbanas, lo que supone 39 más que en 2016 (un 3,35 por ciento) y convierte al año que acaba de finalizar en el segundo ejercicio consecutivo con una alza en la siniestralidad vial.
El director general de Tráfico, Gregorio Serrano, ha dado cuenta hoy en rueda de prensa de estos datos, un balance provisional de muertos en accidente contabilizados a 24 horas, es decir, en las 24 horas primeras tras el siniestro.
Pese al incremento de las víctimas mortales, el número de heridos graves ha descendido un 6 por ciento, al pasar de 5.137 en 2016 a 4.827 al finalizar el año pasado.
El incremento de los fallecidos en motocicletas y furgonetas, la elevada cifra de personas que perdieron la vida y no llevaban el cinturón de seguridad y la constatación de que la velocidad, el consumo de alcohol y drogas y las distracciones siguen siendo las principales causas de los accidentes, son las notas más características de este año.
Serrano ha querido poner “en contexto” la subida de la siniestralidad y ha recordado el considerable aumento del número de vehículos matriculados en 2017 (han circulado 808.000 más, descontando las bajas) y de los desplazamientos de largo recorrido, un total de 408,5 millones, lo que supone un aumento del 4,2 por ciento (16,4 millones más).
Y para apuntalar más sus argumentos, ha comparado las cifras con el año 2013, un ejercicio en el que se registró un notable descenso de la siniestralidad.
Así, respecto a ese año, en 2017 las matriculaciones han subido un 88 por ciento y los desplazamientos, un 15 por ciento, mientras que el número de fallecidos ha crecido un 6 por ciento (en 2013 perdieron la vida 1.134 personas).
Sin querer restar importancia a la subida del año que ha acabado, Serrano ha resaltado que España, “un país bastante seguro”, se sitúa en la quinta posición en Europa en seguridad vial y en la octava en el mundo en cuanto a fallecidos por millón de habitantes.
Por comunidades autónomas, Serrano ha subrayado los descensos en Galicia y la Comunidad Valenciana, con 29 y 17 fallecidos menos respectivamente, y los aumentos de Castilla-La Mancha (con 19 más) , Madrid (16 más) y Cataluña (15 más).
Aunque la Semana Santa y el verano son los periodos de más movimientos, fueron sin embargo en los que descendió la siniestralidad, hasta el punto de que en agosto había 22 muertos menos que en esas mismas fechas de 2016. Pero el otoño cambió la trayectoria de la curva y el año acabó con 39 muertos más.
Tráfico ha constatado que los fallecidos en autopistas y autovías descendieron un 2 por ciento, mientras que en las vías convencionales, donde se registran el 77 por ciento de las víctimas, subieron un 4 por ciento, lo que según Serrano, “debe servir para reflexionar y tomar decisiones”.
El máximo responsable de la DGT ha expresado su preocupación por el aumento de los fallecidos en motocicleta (240, lo supone un 12 por ciento más que en 2016), así como de los ciclistas, con 11 muertos más.