El Terrassa FC ha llegado al final de la primera vuelta del campeonato de Tercera División ocupando una quinta posición en la tabla clasificatoria que le permite mantener las máximas aspiraciones de cara a la segunda mitad del campeonato. En un grupo donde la igualdad, a excepción de la insultante superioridad del Espanyol "B", es el signo más destacado, los egarenses están situados en una posición idónea a sólo un punto de diferencia del cuarto clasificado.
Pero por encima de los números, la primera vuelta del Terrassa ha constatado el cambio de ciclo que se ha producido en el conjunto egarense. La arribada de Cristian García al banquillo tras un año compaginando su papel de jugador y director deportivo, ha significado la implantación de un estilo futbolístico propio basado en la posesión, el juego combinativo y la apuesta ofensiva. Cristian, sin experiencia previa en un banquillo, ha sido la principal revelación de la primera parte del curso pese a los altibajos que su equipo ha sufrido en determinados momentos del campeonato. Elogiado su fútbol de forma unánime, su reto pasa por conjugar el aplauso estético con una consecuencia competitiva que conduzca al Terrassa a la promoción de ascenso por segundo año consecutivo.
Ese nuevo concepto impulsado desde el banquillo se ha traducido en un camino con ciertos altibajos, aún a la búsqueda del equilibrio perfecto. El Terrassa ha estado durante la primera vuelta en tres oportunidades en plazas de promoción de ascenso. Las dos primeras un tanto anecdóticas al tratarse de las dos primeras jornadas (líder en la primera y cuarto en la segunda) y la tercera en la jornada 16 cuando alcanzó la cuarta posición después de la mejor racha de resultados.
La trayectoria del equipo fue deficiente en el arranque, con una victoria en las cuatro primeras jornadas donde sólo sumó 5 puntos de 12 posibles. Esa racha dubitativa se resolvió con dos triunfos seguidos antes de iniciar la inacabable racha de cinco empates consecutivos que acabó desesperando a todo el mundo. Un 0 a 1 en Granollers cerró aquella serie. El Terrassa enlazó ocho partidos seguidos sin perder, hasta que el Sant Andreu le ganó en el Camp Olímpic. En todo caso, los egarenses sumaron cinco victorias en seis jornadas, alcanzaron la cuarta plaza y se situaron en una posición envidiable antes de sus dos empates contra Vilassar y Cerdanyola que enfriaron los ánimos justo en el momento en el que se esperaba el despegue definitivo por la bonanza del calendario. El liderato de la primera jornada ha sido su mejor clasificación y la undécima posición de la cuarta la peor.
Ortega lo juega todo
En el capítulo individual, Ortega ha sido el único jugador que ha disputado los 19 partidos de la primera vuelta al completo. Nils también ha intervenido en todos los partidos, aunque no en su totalidad. De hecho sólo ha sido titular en once oportunidades. Uri Vives y Cachorro son los dos futbolistas que no han debutado y el segundo de ellos seguramente saldrá del equipo en breve.
Cristian ha utilizado a 21 jugadores, entre ellos al joven David Virgili que actúa en el filial de la EF Bonaire y que debutó en el primer equipo en el campo del Santfeliuenc. El técnico ha dado protagonismo a futbolistas que provienen de categorías inferiores o que no llegaron al Terrassa como primeras espadas. Es el caso del defensa Yayá Sidibe, que ha intervenido en 16 encuentros y es el tercer futbolista más utilizado o Joan Pallás, indiscutible en las últimas semanas. Los dos jugaban en Primera Catalana el año pasado. Carreón, con escaso protagonismo en el ejercicio anterior, también ha tenido un papel relevante igual que Jonathan Ferreira que tras salir del filial del Sabadell jugó en Segunda Catalana.
En el apartado realizador, Raúl Torres se ha distinguido como el máximo goleador del conjunto egarense. Suma 7 goles hasta el momento, con una notable distancia de cuatro goles sobre Amantini, Daisuke y Xavi Civil, que llevan tres tantos.