Fue comenzar y la Nova Jazz Cava enmudeció. Abordaron ese inicio con una de las composiciones que más les caracterizan, que más redundan en su trabajo de apropiación de los modos y formas del cancionero tradicional, un trabajo de búsqueda y asimilación que confrontan con modernidad y con la mente abierta, empeñados en un necesario renacer y en una metamorfosis imperiosa que nos planta delante de (todo al mismo tiempo): historia, emociones, duelo y protesta.
"45 cerebros y un corazón" abrió un repertorio de canciones descarnadas, puro sentimiento para explicar aquello que ocurrió en la Pedraja (Burgos), cuando se descubrió una fosa común de asesinados por las tropas franquistas en 1936 en la que permanecían, momificados, 45 cerebros y un corazón.
Fue el primer contacto con la pura hondura que una voz y unas guitarras (convenientemente enriquecidas en recursos con los pedales y los loops) que, pese a recurrir a la electrónica o a la contundencia de las guitarras eléctricas, nunca pierden de vista lo más orgánico, la pureza de aquello que es real, de hacer de la canción al mismo tiempo tus entrañas y tu vestido, parte de ti, de tu biografía.
Maria Arnal no canta exclusivamente, interpreta, con la misma actitud que le pediríamos a una bailarina o a una actriz que quiera transmitirnos algo. Es igual de intensa en el grito y en el susurro, con la voz completa o desgajada, en el decir o en el silencio… Lo que siente lo siente con todo su cuerpo, y su voz fluye por todos los recursos que atraviesan por su capacidad para la improvisación, para enfatizar su mensaje con la fuerza de la sílaba, de la onomatopeya, por su control de los volúmenes, por su respiración desbocada, por su prisa por contar, por compartir.
A su lado, Marcel Bagés encarna a veces la delicadeza, a veces la rabia, la furia, la tristeza, la fiereza, y lo hace de forma aparentemente sencilla y a la vez profunda, siendo más que un acompañamiento, formando parte de ese necesario todo que nos transporta como oyentes.
El vehículo que utilizan son ritmos populares, ya sea actualizando piezas rescatadas por diferentes vías, como recurriendo al etnomusicólogo norteamericano Alan Lomax que en los años 50 estuvo recogiendo y grabando parte de las piezas que han resucitado en su propuesta. De ahí sacan los "cants de batre" y a sus hermanos, los cantos de trilla.
También se inspiran en el trabajo de Pep Gimeno Botifarra, o revelan canciones semiescondidas como aquella de la miliciana republicana Marina Ginestà, escrita por la actriz Carola Yonmar en el barco que la llevó al exilio, o la "Cançó del taxista", una jota escrita efectivamente por un taxista en los años 40 (con su evocador estribillo, "y son, y son, y son tiempos borrascosos, que tienen, que traen lágrimas a los ojos…", y los acordes de una guitarra hipnótica.)
Entre fandangos, jotas, coplas, brillan con luz propia piezas como "Tú que vienes a rondarme", "Ball del vetlatori" (la primera que interpretaron juntos, compungidos y unidos por respectivas pérdidas prematuras), "No he desitjat mai cap cos com el teu" (su homenaje a Vicent Andrés Estellés, con una muestra más de ruidismo desolado) o la infinita "Canción total"… Resultan igualmente arrebatadores con su reivindicación de Ovidi Montllor, o con su maravillosa referencia a Joan Brossa… Ninguna de las muestras de su creatividad tienen desperdicio, y pese a las inevitables comparaciones con Sílvia Pérez Cruz, estos "arqueólogos emocionales" (como les ha bautizado el escritor y periodista Carlos Robles) están llamados a hacer reverdecer nuestras raíces musicales con emoción y sencillez durante mucho tiempo. Que así sea.
MARIA ARNAL Y MARCEL BAGÉS
Maria Arnal (voz) y Marcel Bagés (guitarras). Domingo, 17 de diciembre. Nova Jazz Cava.