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Francia no ve ninguna señal de que ETA vaya a retomar la lucha armada

La policía antiterrorista francesa no ve señal alguna de que ETA pueda reanudar la lucha armada, a pesar de que hay una parte de su arsenal que sigue sin requisarse tras la operación de entrega de armas y explosivos del pasado 8 de abril.
“No tenemos ninguna señal de que la organización vaya a desenterrar el hacha de guerra”, declaró el comandante de la Subdirección Antiterrorista (SDAT) Laurent Hury ante el Tribunal de lo Criminal de París que desde hoy juzga a los etarras Aitzol Iriondo y Aritz Arguinzoniz.
Hury destacó que ETA tampoco ha dado señales de que tenga intención de disolverse, como le reclama en particular el Gobierno español.
Preguntado por el presidente del tribunal, Stéphane Duchemin, sobre la situación actual de la banda terrorista, reconoció no disponer de una cifra precisa sobre los activistas que siguen en la clandestinidad, aunque “a priori no son más que un pequeño número”.
Y sobre el arsenal, más allá de que ETA sostiene que entregó el que estaba en su poder en la operación de abril -cuando dio la localización de una serie de zulos en el departamento de los Pirineos Atlánticos-, el policía puntualizó que “si se hace un recuento, faltan en particular armas y municiones”.
Hury señaló que se desconoce el paradero de un 20 % de las pistolas que un comando etarra robó en Vauvert, al sureste de Francia, en octubre de 2006.
Tampoco se ha requisado todo el material susceptible de ser utilizado para fabricar artefactos explosivos o para falsificar documentos de identidad que ETA robó en las operaciones que llamaba de “aprovisionamiento”.
En cualquier caso, las últimas maniobras de ese tipo se produjeron en 2010 en Francia, cuya policía considera que el último coche robado por activistas de la organización terrorista tuvo lugar en 2013.
Precisamente, el proceso contra Iriondo y Aguinzoniz que se celebra hasta el jueves se centra en el robo de cerca de 110 kilos de un combustible para excursionistas, Esbit, que puede ser usado para fabricar artefactos explosivos, hecho que tuvo lugar en una empresa de material de montaña de las afueras de Estrasburgo.
El atraco se produjo el 26 de junio de 2006, cuando -según el juez instructor- un comando formado por dos o tres etarras (incluidos los que se sientan en el banquillo) amenazaron con armas al gerente de la empresa Horizon Vertical para sustraer el Esbit y otros artículos.

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