El grupo municipal de C’s ofreció ayer un pacto de "estabilidad" al PSC para lo que queda de mandato "si recupera la centralidad constitucional" y retoma la agenda política local, priorizando asuntos como la limpieza y la reflexión sobre el modelo territorial para el futuro de la ciudad.
La propuesta, sin embargo, sobrevivió apenas 5 horas. Las que separaron la rueda de prensa que dio ayer el líder de la agrupación, Javier González, junto a Jose María Espejo, secretario de Acción Institucional en la ejecutiva del partido, y la reunión posterior con el alcalde Alfredo Vega.
El gobierno del PSC "agradece el gesto" de la formación naranja, pero prefiere "mantener la mano estendida a todos los grupos municipales" y articular así "mayorías más amplias" que le permitan sacar adelante con mayor comodidad los temas que quedan hasta final del mandato. "No podemos salir de la hoja de ruta del PSC ni del Plan de Mandato del gobierno -explicaba ayer el primer teniente de alcalde Amadeu Aguado-. Los temas de ciudad deben estar por encima de los intereses de partido".
Bilingüismo y salir de la AMI
C,s expuso ayer formalmente un ofrecimiento que ya dejó entrever en el pleno de investidura de la semana pasada. La propuesta al nuevo alcalde, Alfredo Vega, consistió en ofrecer los tres ediles de C’s para "garantizar la estabilidad" del Ejecutivo local hasta 2019. González propuso un pacto de "gobernabilidad" y no de gobierno, ya que no aspiraban a entrar en el Ejecutivo, sino a garantizar la aprobación de asuntos tan importantes en el año y medio que resta como las ordenanzas fiscales o los presupuestos, entre otros.
La "mano tendida" no era gratuita. El líder de la formación naranja señaló las tres prioridades de su partido para abrir la negociación: mejorar la transparencia, construir un municipio que albergue todas la sensibilidades y declarar el respeto "absoluto" a la Constitución. Tres puntos que se vertebrarían en acciones concretas: acabar cuanto antes la redacción del código ético, en marcha desde hace meses; ejercer el "bilingüismo institucional" y el "respeto a las dos lenguas oficiales"y, por último, recuperar la centralidad perdida estos dos años y medio de pacto con el PDeCAT", lo que significaba "abandonar la deriva nacionalista" del PSC y, como ya habían exigido en numerosas ocasiones los ediles de C’s, la salida "inmediata" de Terrassa de la Associació de Municipis per la Independència (AMI).
Otro aspecto "imprescindible" para el partido naranja es que se abra la reflexión en torno al Plan de Ordenación Urbanística Municipal (POUM), una petición reiterada de C’s. Consciente de que no hay tiempo para redactar un nuevo POUM, González pidió ayer que se inicie la reflexión que permita "establecer las bases de la ciudad del futuro".
Para obtener la complicidad y confianza de su grupo municipal, C’s también le exigía a Vega que pospusiera la municipalización del agua hasta 2019 y dedicara los recursos humanos y económicos que conlleva este ambicioso proyecto a la preparación de la nueva concesión de los autobuses y a mejorar r la limpieza. González remarcó que el cambio de modelo en la gestión del agua "no es una prioridad" para los egarenses, que no perciben que el sistema actual sea un problema.
La propuesta de Ciutadans no encaja con la estrategia del PSC y mucho menos con algunos acuerdos de pleno que el gobierno de Alfredo Vega no está dispuesto a revocar.
El primero es el proceso para la gestión pública del agua, que debe culminar en junio de 2018 con la entrada en funcionamiento de una empresa municipal al frente de la captación, el tratamiento y el suministro del agua en la ciudad. "No vamos a paralizar un proceso que responde a un acuerdo de pleno", dijo ayer Amadeu Aguado, en referencia a la aprobación del nuevo modelo de gestión el pasado mes de septiembre.
Otra de las condiciones inasumibles para el PSC es la imposición de un "bilingüismo institucional" que entre en colisión con la normalización lingüística que "defendemos en los centros de enseñanza" y "con el Reglament d’Usos Lingüístics aprobado en su momento por el pleno". El documento regula los usos lingüísticos de la administración municipal y lo hace "en sintonía con la mayoría de municipios catalanes". No ha habido ninguna queja ciudadana, afirma el primer teniente de alcalde, para quien Terrassa ha dado muestras de "no estar en contra de ninguna lengua".
Por lo que respecta a la permanencia de Terrassa en la AMI, plataforma de la que es municipio miembro aunque sin abonar las cuotas, los socialistas no van a tomar una decisión empujados por Ciutadans. El tema se planteará en el grupo municipal "cuando se incorporen los nuevos concejales".
Acordar el qué, no el quién
Después de gobernar dos años con el PDeCAT, el Ejecutivo del PSC no está dispuesto "a ir de un lado a otro" del espectro político en su política de pactos. Los socialistas prefieren, al menos de momento, gestionar su minoría de 9 concejales y no sumar 3 ediles de C’s que no le garantizan la mayoría absoluta de 14. A partir de ahora seguirán "explorando mayorías más amplias" porque "más que pactar el quién, estamos por acordar el qué".
El alcalde Alfredo Vega ya aseguró días antes de ser proclamado primer edil que descartaba un pacto con C’s puesto que no le daría estabilidad para gobernar. Aguado explicó ayer que en lo que queda de mandato intentarán negociar acuerdos a banda y banda del espectro político municipal y apeló a los grupos a facilitar "un equilibrio que debemos construir entre todos, poniendo los intereses de ciudad por delante de los de partido".
El pacto propuesto ayer por C’s Terrassa contaba con el aval de la ejecutiva del partido. José María Espejo, diputado en el Parlament y miembro de la dirección, aseguró que el acuerdo podría hacerse extensivo a otros municipios donde el PSC gobierna con los "separatistas" si el partido de Miquel Iceta parte del "respeto a la legalidad, a la Constitución y a la convivencia". Espejo dijo que "la vacuna" para que el PSC abandone la "tentación" de gobernar con los independentistas es "votar" a C’s el 21-D.
