Ciudadanos se ha puesto a disposición del PSC para ofrecer estabilidad al equipo de gobierno. Los tres concejales del partido naranja apoyarían al equipo del alcalde Alfredo Vega sin entrar en el gobierno. Las condiciones se centran en el apoyo incondicional a la constitución, la salida de la AMI, el bilingüismo municipal y paralización del proceso de municipalización del suministro del agua en la ciudad. El alcalde Vega, ha respondido educadamente y con agradecimiento a Ciudadanos que no. Los argumentos han sido cuidadosamente explicados para evitar hacer un feo a ciudadanos, cuando lo puede necesitar en cualquier momento. Pero la estructura interna de la respuesta es: “No me quieras ayudar porque me hundes”.
En primer lugar, algunas de las exigencias de Ciudadanos son imposibles de asumir. Sería impensable, por ejemplo, frenar la municipalización del agua a estas alturas, cuando se trata de un acuerdo de pleno y ya está aprobada incluso la constitución de la empresa municipal que gestionará el suministro (aunque hay numerosas y amplísimas alegaciones presentadas). Por otra parte, sería un contrasentido escasamente coherente haber estado gobernando con un partido marcadamente independentista y ahora llegar a un acuerdo marco con otra formación que estaría en el extremo contrario del arco del plenario. De hecho, Alfredo Vega ya adelantó en este mismo diario que un acuerdo con Ciudadanos sería inviable.
Pero es que además, Ciudadanos tiene tres concejales y el PSC sigue teniendo nueve, cuando los cinco nuevos se incorporen. Eso hacen doce y se necesitan 14 para la mayoría absoluta. Aunque la aritmética sea la misma que con PDECat, ese pacto con Javier González bloquearía cualquier posibilidad de acuerdo con el resto de fuerzas y Vega necesita de esa flexibilidad para sacar adelante lo que queda de mandato. Ni TeC, ni ERC, ni tampoco la CUP consentirían alcanzar acuerdos en los que esté por medio ciudadanos.
Así, el pacto entre PSC y Ciudadanos, en lugar de la estabilidad que defiende Javier González que proporcionaría al equipo de Gobierno provocaría exactamente el efecto contrario. Imposibilitaría cualquier acuerdo con el grupos de partidos soberanistas y haría de Terrassa una ciudad del todo ingobernable, por lo que el alcalde Vega deberás seguir empleándose a fondo para alcanzar acuerdos.
Parece que existe en Terrassa cierta querencia de los partidos a proponer pactos imposibles.