Las negociaciones para el cambio de gobierno en el Ayuntamiento de Terrassa han durado formalmente varias semanas, pero el acceso a lo ocurrido las horas previas al pleno de investidura del jueves revela que el pacto se fraguó y se frustró en apenas tres horas y durante la siesta.
La posibilidad de un acuerdo a cuatro entre Terrassa en Comú (TeC), ERC-MES, el PDeCAT y la CUP tomó cuerpo por primera vez el jueves a las 8,05 de la mañana. Los partidos se habían citado a las 8 y sus portavoces acudían convencidos de que el relevo en la alcaldía estaba finiquitado.
La noche antes, la asamblea del PDeCAT había rechazado una alianza si no llevaba aparejada la entrada de sus concejales en el gobierno municipal, una posibilidad que TeC no ha aceptado en ningún momento. La sorpresa llegó cuando, ya en la mesa de negociación, el portavoz soberanista Miquel Sàmper se mostró dispuesto a explorar vias alternativas.
A partir de ese momento, se suciedieron las reuniones a cuatro y a dos. Séis horas de negociación intensiva que culminaron con un principio de acuerdo para el gobierno del cambio. Un pacto que suscribían los interlocutores de las cuatro formaciones políticas implicadas en el proceso.
El trato incluía un ejecutivo bipartito formado por TeC y ERC-MES con el apoyo externo de la CUP y PDeCAT, y un programa de gobierno conjunto que incorporaría las propuestas de las carteras gestionadas por los neoconvergents durante sus dos años de gobierno con el PSC: Deportes, Calidad Democrática y Desarrollo Económico.
Además, los partidos acordaron crear una comisión mixta de seguimiento del pacto y coincidieron en la opotunidad de, más allá del gobierno a dos, visualizar antes del pleno la mayoría de 14 concejales que apoyaban la proclamación de Xavier Matilla (TeC) como alcalde. La fórmula pactada era una rueda de prensa conjunta justo antes del pleno de investidura.
A las 2 de la tarde del jueves, los negociadores se fueron a comer con un pacto de investidura, un programa conjunto y una puesta en escena que pondría fin a 38 años de gobierno socialista en la ciudad. Que saliera adelante sólo dependía, en ese momento, de que las bases del PDeCAT, que la noche anterior rechazaban cualquier acuerdo sin plaza en el gobierno, dieran el visto bueno. Así las cosas los grupos se despidieron a las dos con el compromiso de Miquel Sàmper de regresar con una respuesta en firme.
La consulta al PDeCAT se alargó unas 3 horas, un tiempo que a los miembros de TeC, ERC-MES y la CUP se les hizo eterno. Entre las 4,30 y las 5 (las versions no coinciden), el pacto del cambio seguía en el aire, sin respuesta de los neoconvergentes.
Miquel Sàmper regresó en esa franja horaria. Lo hizo para comunicar que su partido rechazaba las condiciones del pacto y que el cambio de gobierno saltaba definitivamente por los aires.
El fracaso se fraguó a las puertas del pleno de investidura, al que oposición y gobierno llegaron prácticamente sin aliento. Alfredo Vega explicaba ayer que supo que sería alcalde apenas 30 minutos antes de recibir la vara y la barana que el jueves 16 de noviembre de 2017 lo distiguieron como primera autoridad de la ciudad.w