Escondido en el torrente de la Betzuca, en un cruce de la carretera de Castellar a la altura del Atlètic, con un pie en Terrassa y el otro en Matadepera se encuentra el Club de Tir de Precisió Terrassa, una de las entidades que acoge una mayor práctica deportiva en la ciudad. También una de las más desconocidas para el gran público. Ha capeado la crisis como ha podido y actualmente cuenta con más de 600 socios. Antes de la crisis, la cifra era de 1.200. El club egarense es el más grande de Catalunya y el tercero de España en lo que a superficie se refiere, con prácticamente 7.000 metros cuadrados que contienen cuatro galerías de tiro, un bar-restaurante y una amplia zona social. Los mayores clubs de tiro de España son los de Valdemoro en Madrid y el de Las Gabias, en Granada, propiedad de la Federación Española de tiro.
Especialmente los fines de semana, pero también durante todos los días, los tiradores llegan al club para disparar en sus diferentes galerías con todo tipo de armas: cortas, largas, históricas, de antecarga, de aire comprimido. La seguridad es uno de los aspectos que más vigila la legislación, en este sentido tremendamente garantista. Todas las galerías están completamente cerradas para evitar cualquier intrusión.
Un lugar que respira calma
Por la mañana, el club es un lugar tranquilo, apacible y solitario. Se respira calma, sólo puntualmente interrumpida por el ruido sordo de los últimos disparos de un tirador que acaba de realizar unas tiradas matutinas. Quizás alguien que está preparando un campeonato, quizás un aficionado que viene al club, como tantos, a combatir el estrés del trabajo y a relajarse.
El sol de media mañana se filtra entre los árboles y si no fuera por algún que otro cartel uno se crería en un agradable club social. Sólo los socios tienen las correspondientes tarjetas magnéticas para acceder a las galerías. En el club no se guarda ningún arma. Los socios son los responsables de traerlas de casa y de custodiarlas. Contrariamente a lo que muchos creen, ni siquiera pueden desplazarse con ellas en el maletero del coche fuera del uso deportivo, como explica Felip Sáez, el secretario de la junta directiva del Club de Tir.
"Estamos obligados a tener el arma guardada en una caja de seguridad en nuestro domicilio, separada de la munición. Cuando vengo al club a tirar, la meto en el coche y después vuelvo a casa y vuelvo a guardarla. Si mi esposa me llama para que vaya a comprar el pan no puedo hacerlo. Debo llevar primero el arma a casa. Digamos que el arma no es mía, sino que yo la custodio. En este sentido, la ley es tremendamente estricta. Hay muchos controles, muchos de ellos por sorpresa. Y está bien que sea así. Además, para disponer de un arma debes disponer de una licencia de armas primero y de una licencia federativa después para poder competir. En todos los años que llevo en el club, por ejemplo, jamás he conocido ningún incidente. Esto no es Estados Unidos, pero lamentablemente hay mucha gente que no conoce este deporte y no lo entiende", explica.
Un deporte nada violento
El directivo de la entidad terrassense añade: "La gente piensa que este es un deporte violento, pero no lo es en absoluto. Si ves un partido de fútbol verás mucha violencia. Aquí sólo se respira paz, tranquilidad y concentración. Como me dijo una vez un instructor mío, no se apunta con la mano sino con el cerebro. El arma es sólo un medio para practicar este deporte", comenta.
La seguridad es una de las obsesiones de los directivos del club. Todas y cada una de las galerías, así como otras dependencias, están custodiadas las 24 horas por cámaras de seguridad. Las grabaciones se guardan por si se produjera algún uso indebido. Son habituales los controles sorpresa de la Guardia Civil, como explica el presidente, Manuel Moreno. "Se revisa todo cuidadosamente. En las galerías que dan al exterior, por ejemplo, se comprueba concienzudamente que no exista ningún ángulo de tiro que permitiera que una bala saliera del recinto". El suelo de las galerías está repleto de casquillos de diferentes calibres y modelos. El centro de las dianas, borrado por los disparos de la tarde anterior. Es invierno y el aire allí es gélido, sólo ligeramente temperado por el incipiente sol que asoma. Durante las competiciones se respira el mismo silencio. La concentración es un aspecto fundamental en este deporte. Básico. Más de los que parece.
A nivel institucional, el tiro de precisión no atraviesa actualmente por un buen momento en España. La Federación Española se encuentra inmersa en un concurso de acreedores. "El anterior presidente, Rodrigo de Mesa, dejó un agujero económico de más de 5 millones de euros. Ahora, el asturiano Miguel Francés está intentando levantarla. Los problemas económicos podrían obligar a subastar el campo de Las Gabias. Pero por suerte, la Federació Catalana está saneada", señala Moreno.
Los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado suelen utilizar el campo de La Betzuca para practicar. "Aquí vienen a tirar regularmente Mossos d’Esquadra y policías municipales de Terrassa o Matadepera. También guardias civiles y policías nacionales, pero en menor medida. Muchos de esos agentes quieren practicar para perfeccionar su puntería y este es el lugar ideal para hacerlo. Pero la mayoría de socios viene a tirar como quien practica el golf o juega su partidito de tenis semanal", comenta Manuel Moreno, que preside el club terrassense desde hace poco más de un mes.
Instalación olímpica
Aunque poca gente lo sabe, las instalaciones del Club de Tir de Precisió Terrassa fueron olímpicas hace ahora 25 años. O casi. En el verano del 92, la selección olímpica francesa de tiro utilizó las galerías del club para preparar la competición. "Entrenaron muy a gusto y quedaron tremendamente agradecidos", comenta el también directivo Dani Muñoz mientras apila encima de la mesa tres cajas de balas del calibre 22, el que más le gusta. Su nieta es una de las figuras de la escuela. "Cada tirador tiene sus preferencias en cuanto al arma y la munición. Cada uno se siente cómodo con una en especial", explica mientras apura su cortado. Por su veteranía, Dani conoce perfectamente los entresijos del mundo del tiro. Y le brillan los ojos cuando habla del equipo de la escuela que tan buenos resultados está logrando.