Avisados por un ciudadano, los policías siguieron el reguero de aceite durante cientos de metros. Menuda mancha continuada en la calzada. El goteo llevó a los agentes aquella madrugada hasta un camino, preludio de bosque, en una zona de La Grípia. Y allí, entre la maleza, encontraron un camión y un coche con las llaves puestas. El turismo era de los ladrones y el camión lo habían robado los mismos tipos. Habían escapado pero acaban de ser identificados y denunciados por los Mossos d’Esquadra.
En la recomposición de este singular robo, perpetrado en agosto, falta sabar qué pasó con una máquina que supuestamente transportaba el camión y que, según contó un testigo, era la que vertía la sustancia oleaginosa. Pero la máquina no estaba en el bosque y nada se conoce sobre ella, según fuentes policiales.
Faltaban pocos minutos para las dos de la madrugada del 3 de agosto pasado. Dos individuos se presentaron en la calle del Jiloca, en el polígono industrial de Santa Margarida. Seguramente llegaron en un automóvil que aparcaron junto a una nave. Junto a la empresa que era su objetivo aquella noche.
Buscaron el mejor modo de allanar el recinto. Como comprobaron después los mossos, los ladrones decidieron penetrar en el patio de la nave a través de una puerta que forzaron. Una vez dentro, se hicieron con el botín rodado. Acaso procuraban desde un principio apoderarse de aquel camión estacionado en el patio. O acaso resolvieron llevárselo porque no encontraron otra cosa. O quizás lo que buscaban era la máquina que, según un testigo, transportaba el vehículo; máquina cuya existencia, sin embargo, no ha quedado probada.
El caso es que uno de los delincuentes salió de allí al volante del camión y su compinche, conduciendo un turismo. Se dieron a la fuga juntos, uno detrás del otro. La Jefatura de la Policía Municipal recibió minutos después el aviso de una persona que alertaba de un vertido en la calle.
El testigo comunicó que un camión portaba una máquina y que esa máquina perdía aceite. La sustancia invadía la calzada en varios tramos y resultaba por ello peligrosa para la circulación. Agentes locales se desplazaron a la zona indicada por el testimonio. En efecto, un reguero de aceite manchaba la vía pública. Los policías siguieron la mancha en un recorrido que se inició en la avenida de Madrid.
En el camino
El rastro del aceite llevó a los agentes hasta Les Arenes-La Grípia-Can Montllor. Hasta la calle del Pintor Casas, la última del casco urbano por esa zona del Este. A partir de allí, solo campo, hacia el club de golf pasando por Can Montllor.
Caminaron los guardias hacia el bosque y en un camino encontraron un coche cruzado. Miraron en su interior. Las llaves estaban puestas y en el habitáculo había un teléfono móvil. A unos metros estaba el camión, aún en marcha. Ni rastro de la máquina que supuestamente transportaba. Los conductores se habían esfumado.
La policía contactó con el propietario del vehículo pesado. El dueño, sorprendido, dijo que su camión debía estar en una empresa de la calle del Jiloca. Nada se sabía de una máquina.
Unos mossos acudieron a la nave industrial de Santa Margarida y confirmaron el forzamiento perpetrado en la empresa y el robo del camión. Ataron los cabos de lo sucedido aquella noche, y luego la unidad de investigación de la comisaría de Terrassa ató algunos más, hasta identificar hace unos días a los sospechosos. Estos han sido denunciados, si bien no localizados aún. Son dos jóvenes, de 24 y 20 años, españoles, uno avecindado en Terrassa y otro en Cerdanyola del Vallès.