La Guardia Civil ha desmantelado dos grupos criminales con vinculaciones con Rubí dedicados al tráfico de drogas y a los robos con violencia en viviendas que actuaban en Catalunya, Valencia y Marbella. Hay un total de 13 detenidos, algunos de los cuales residían en Rubí, municipio donde se llevaron a cabo tres registros en otros tantos domicilios, explicó ayer la Benemérita en un comunicado.
Fruto de las investigaciones, en Rubí se ha desarticulado un punto de venta de cocaína, que operaba en dos viviendas ocupadas, y una plantación interior de marihuana. Aparte de Rubí, los registros policiales también se realizaron en Santa Eulàlia de Ronçana, Cornellà y Málaga. En total, se han confiscado 110 plantas de maría, 1,3 kilos de cocaína, casi 22 mil euros en metálico, joyas, relojes y aparatos electrónicos.
La investigación policial se inició hace un año en Valencia a raíz de una operación contra el narcotráfico en la que diferentes personas aparecían relacionadas con actuaciones delictivas en la provincia de Barcelona.
La Policía Judicial de la Guardia Civil de Barcelona se incorporó entonces a la investigación, descubriendo que, además de traficar con drogas, una serie de individuos de esa organización se dedicaban al robo de viviendas habitadas, ejerciendo violencia e intimidación.
Cuando la Guardia Civil de Barcelona inició la investigación, los detenidos habían planeado el asalto al domicilio de una persona propietaria de diversos locales y viviendas alquiladas, cuya renta sabían que cobraba los primeros cinco días del mes, pero que, finalmente, fue abortado por la policía.
En esta primera intervención, la Guardia Civil detuvo a cinco personas y encontró diversas sustancias estupefacientes, dinero en metálico y una gran cantidad de objetos y joyas, presuntamente obtenidos a través de actividades delictivas.
En una fase posterior, se detuvo a siete personas más, de las que cuatro fueron puestas a disposición judicial.
En países de la Unión Europea
Según la Guardia Civil, una de las organizaciones desarticuladas contaba con infraestructura para traficar con importantes cantidades de cocaína tanto en el territorio nacional como en otros países de la UE.
Respecto a los robos con fuerza en viviendas, los ladrones las seleccionaban a partir de la información facilitada por trabajadores domésticos, por lo que conocían los horarios y las rutinas de sus moradores. En una ocasión recibieron la información de que en un domicilio podían entrar por una ventana que estaba estropeada. En otro caso, habían sido informados de la rutina diaria de los habitantes y, en un tercero, se hicieron pasar por policías que entregaban una citación judicial en la vivienda de una mujer que se encontraba sola.