Una infracción de tráfico lo acabó llevando a los calabozos. No por la infracción en sí, que no cometió él porque no conducía el vehículo, sino porque la policía le confiscó treinta papelinas con cocaína, según el fiscal. La Audiencia Provincial ha señalado el juicio para el lunes próximo. El Ministerio Público reclama para el procesado cinco años de prisión.
El 18 de abril del 2015, a las 5.20 de la madrugada, una dotación policial se hallaba en la calle de Tàrrega. Los agentes observaron cómo un turismo incurría en una infracción y procedieron a pararlo. En ese momento, un pasajero del coche arrojó algo por la ventanilla.
Se había desprendido de un paquete envuelto en tela negra que contenía treinta papelinas, según el relato del fiscal. Los envoltorios llevaban sustancia de color blanco. Los análisis químicos concluyeron que se trataba de cocaína, de una pureza del 37 por ciento.
El peso neto total era de 13,50 gramos, afirma el Ministerio Público. El acusado llevaba la droga "con la intención de comerciar en el mercado ilícito para obtener un beneficio económico", añade.
Los agentes requisaron la coca e intervinieron también dos teléfonos móviles y 105 euros. La acusación pública asegura que la cocaína aprehendida tenía un valor en el mercado de 1.149,10 euros. Considera al inculpado, de origen dominicano, autor de un delito contra la salud pública "en su modalidad de sustancias que causan grave daño a la salud" y pide al tribunal una pena de cinco años de prisión, con multa de 3.000 euros. Varios mossos d’esquadra han sido llamados a declarar como testigos.