Tras los dos títulos mundiales conquistados esta temporada, el piloto matadeperense Nil Solans (25 años) competirá la próxima campaña en la segunda categoría en importancia del Mundial de Rallies, la WRC 2. Junto a su copiloto, el también matadeperense Miki Ibáñez (41 años), Solans se proclamó campeón del Mundo júnior hace dos semanas en el Rally RAAC Catalunya, sumando este título al de la categoría WR3, conquistado en el mes de agosto.
El piloto matadeperense ha firmado gracias a esta doble corona la mejor temporada de su todavía corta pero prometedora trayectoria deportiva. "Fue tremendamente gratificante poder culminar el trabajo en casa. Sabíamos que teníamos muchas posibilidades de conseguirlo, pero nos quedaba rematar la faena. Nos faltaban tres puntos para poder levantar el título y lo conseguimos en el Rally de Catalunya. Este era realmente el gran objetivo de la temporada, el que más relieve tiene, aunque ganar el WRC3 también supuso una enorme satisfacción para nosotros", explicó el matadeperense.
Entiende Solans que la clave para conseguir el éxito fue "la gran temporada realizada, que supimos culminar en las dos últimas pruebas, en Alemania y en Catalunya". El joven piloto, que se impuso en cuatro de las pruebas del Mundial júnior, se desplazó esta semana a Gales para prepar aspectos logísticos de la próxima temporada. El principal incentivo para Solans e Ibáñez, que continuarán juntos en esta aventura, es que tienen ya pagadas siete carreras para la próxima temporada. Se trata de rallies europeos, pero Solans tiene intención de competir en algún otro rally. En este sentido, los que más ilusión le hacen son los de Argentina y México.
Un viejo conocido
Solans e Ibáñez competirán en WR2 a los mandos de un coche que conocen bien, un Ford Fiesta R5, subministrado por M-Sport. Más a largo plazo, la gran ilusión de Solans es poder encontrar un volante para participar en la máxima categoría mundial de los rallies. "Mi objetivo es hacerlo lo mejor posible la próxima temporada en la WRC2 para poder dar el salto al WRC. Soy consciente de que no es nada sencillo, pero lo daré todo para conseguir un volante en la máxima categoría lo antes posible, en un plazo de uno o dos años", explica.
Solans se ha fijado un plazo de "uno o dos años" para dar el salto a la máxima categoría. "Estamos preparando ya con una ilusión enorme la próxima temporada. El objetivo es hacer un buen papel para que alguien se fije en nosotros y nos surja la posibilidad de tener un coche para el Mundial. Soy consciente de que es complicado, pero creo en mis posibilidades. Tenemos que ser capaces de hacer un buen "set-up" y prepararnos a conciencia para hacer muy buenas carreras".
Sin duda, de los dos títulos mundiales obtenidos, el que más valora Solans es el júnior. "Es la categoría más complicada. Existe una gran igualdad entre todos los vehículos y eso hace que el trabajo del piloto tenga una mayor importancia. El campeonato de WRC3, sin embargo, tiene también su mérito, ya que debemos tener en cuenta que había coches superiores al nuestro y les acabamos ganando".
A diferencia de otros deportes, el mundo del motor suele llevar explícitamente aparejadas unas necesidades económicas muy grandes. Ese es uno de los principales hándicaps que Nil Solans deberá superar para poder hacer realidad su sueño. "En el mundo de los rallies, el tema económico es muy importante. Se necesitan ayudas y no es fácil cerrar el presupuesto. Por lo menos para la próxima temporada tenemos ya siete carreras pagadas, pero pensamos ya en el 2019", señala.
El piloto matadeperense está convencido de que se adaptará con facilidad al nuevo coche, un Ford Fiesta R5 de cinco ruedas motrices. "Lo he probado varias veces y me gusta muchísimo. Creo que es un tipo de vehículo que se adapta mejor que el de este año a mis características como piloto. Me gusta más conducir tipo 4×4. Conduzco mucho basándome en la potencia del motor", argumenta.
Vínculo familiar
Aunque el automovilismo se interpreta habitualmente como un deporte individual, Nil Solans forma, y seguirá formando, un excelente equipo junto a su copiloto, el también matadeperense Miki Ibáñez. "Nos entendemos a la perfección y seguiremos trabajando juntos", apunta. Se da la circunstancia, además, de que existe un interesante vínculo "familiar" entre piloto y copipolo. El padre de Nil, Pere Solans, compitió también en el mundo de los rallies. Por aquel entonces, su copiloto era Joan Ibáñez, el hermano mayor de Miki Ibáñez. Y es que, desde bien pequeño, Nil ha sentido verdadera pasión por el mundo de los coches.