Un verano prorrogrado por los vaivenes del cambio climático ha permitido que la segunda edición del ciclo de espectáculos "Terrassa Secreta" haya podido finalizar sin sobresaltos metereológicos. El sábado el ciclo finalizó en el patio de una casa particular muy cercana a la plaza del Progrés que, curiosamente, pertenece al que fuera penúltimo protagonista de la programación de este ciclo de actuaciones "sorpresa", el músico Toni Ubach (de Cabaret Misèria.)
Los quince asistentes (siempre el número de espectadores ronda esa cifra) descubrieron que la oferta teatral que iban a ver estaba protagonizada por Iván Giménez y sus "Misterios del juglar", un monólogo a medio camino entre el "teatro y el bufonismo actual", que partiendo de unos textos de Darío Fo, irrumpe en la actualidad a través de personajes y escenas rescatadas de la biblia (con Lázaro y Jesucristo como personajes). Ni siquiera una referencia al artículo 155 faltó en ese repaso sarcástico del momento actual, con un Iván Giménez muy entregado y próximo que también se transformó en un visionario bufón.
Un tentempié regado con el vino de los colaboradores del ciclo (cervezas La Mola han causado baja por el cierre de la empresa) completó la propuesta con la que se ha bajado persiana a una temporada en la que, de nuevo, se ha podido completar el cien por cien del aforo.
Todo ha ido según lo previsto a excepción de la propuesta de artes plásticas, incorporada este año por primera vez, que no despertó el interés necesario y que tuvo que ser anulada a última hora. Anna Brullet y Pau Gómez, de L’Embarral (colectivo organizador de este programa) reconocen que "al ser un formato nuevo la gente no se atrevió", pero que buscarán fórmulas para hacerlo más atractivo.
Inicio brillante
La música ha vuelto a ser la gran protagonista de las propuestas, con un arranque que protagonizó el líder de Pantaleó, Gerard de Pablo, en solitario el pasado mes de mayo y en el incomparable marco del patio de Vesc, y que continuó con Lu Rois (música) y Ana Pérez (danza) en julio, y Toni Ubach en septiembre.
Estas propuestas han atraido a un "público muy variado", de entre 20 y 80 años, y pese a que "a nivel logístico es complicado" coordinar a una audiencia que asiste a estos conciertos "a ciegas" (sin conocer la ubicación ni el espectáculo que va a ver) todo se ha desarrollado sin sobresaltos y evidenciando el "potencial artístico" de una cantera de artistas mayormente de la ciudad, o bien de nuestro entorno más próximo.