Terrassa

El día en que el independentismo ganó 5.801 nuevos votos en Terrassa

Terrassa vivió el domingo una jornada sin precedentes para la democracia e histórica para el independentismo local. Así se desprende del resultado del referéndum del 1 de octubre, en el que 52.837 electores, un 87,6% del total de votantes, despositaron en la urna la papeleta del sí.

El dato supone un avance sustancial del apoyo a una república catalana independiente del Estado español. En solo dos años, el bloque independentista ha sumado 5.801 nuevos votos. Es la diferencia entre los electores que votaron opciones secesionistas en las autonómicas de 2015 -47.076 apoyaron las candidaturas de JxS y la CUP-, y los que han votado sí el pasado domingo, 52.837 personas según el recuento.

Los partidos y las entidades independentistas analizan estos días el perfil de esos casi 6 mil nuevos votos que han sumado a su proyecto político: personas que en los últimos días o el mismo domingo, como reacción a las cargas policiales, se decidieron por el sí; nuevos votantes soberanistas o bien electores del bloque de los comunes que el 1-O votaron independencia.

El domingo el no sumó 5.730 votos en la ciudad, un 9,5 de las papeletas emitidas, 1.186 fueron votos en blanco y 541 nulos.

Por lo que respecta a la participación, la falta de un censo oficial por municipios impide hacer un cálculo riguroso. Hubo voto telemático combinado con listas electorales en papel, y parte de la jornada la votación se hizo mediante un censo universal que permitía votar en cualquier colegio.

El último censo de electores oficial es el de las elecciones autonómicas del 27 de septiembre de 2015. En un cálculo meramente orientativo, sobre los 153.136 terrassenses con derecho a voto en esa fecha, los 60.294 que participaron el domingo en el referéndum supondrían una participación del 39,37%.

Más allá de las cifras y los porcentajes, la jornada electoral del domingo se vivió intensamente en la ciudad, donde los electores se movilizaron de madrugada para garantizar la apertura de los colegios electorales y permanecieron frente a los puntos de votación hasta después de finalizado el recuento. Sobrecogidos por las imágenes de las cargas policiales, el rumor de una inminente intervención en Terrassa alentó una movilización popular de más de 15 horas en la ciudad.

A las 5 de la madrugada
Antes de las 5 de la madrugada del domingo, el trasiego de electores en dirección a los colegios ya era constante. En algunos centros como Lanaspa, Bisbat d’Ègara o La Roda, los padres de los alumnos habían garantizado la apertura desde el viernes con actividades lúdicas y vivac. En otros, como el IES Terrassa, que se incorporó al listado de colegios a última hora, la entrada se hizo el mismo sábado.

La convocatoria por redes sociales funcionó y minutos después de las 5 de la mañana, centenares de personas se agrupaban a las puertas de los colegios con la voluntad de impedir la retirada de urnas, papeletas y ordenadores por parte de las fuerzas policiales. El material llegó a la mayoría de los colegios durante la noche y permaneció toda la jornada. En Terrassa el 1-O se saldó sin requisas ni cargas policiales.

Los Mossos d’Esquadra asumieron en solitario el operativo y, a diferencia de otros municipios, no fueron relevados por Policía Nacional y Guardia Civil. La policía autonómica comunicó el bloqueo popular frente a los colegios, pero la intervención de las unidades especiales no se produjo. Eso sí, agentes de paisano siguieron de cerca la operativa de los mossos.

A las 9 de la mañana, coincidiendo con la apertura de las urnas, las colas frente a algunos centros escolares y equipamientos electorales eran impresionantes. Las mesas se constituyeron con pocos titulares y una mayoría clara de voluntarios reclutados a las puertas del centro.

En Montserrat Roig los electores rodeaban la manzana y alcanzaban el Passeig del 22 de Juliol y en el CAP Est la cola subía por Calderón de la Barca. La imagen se repitió durante toda la mañana y hasta entrada la tarde en muchos centros de votación, donde el aplicativo de acceso al censo universal fue bloqueado por la Guardia Civil y funcionó intermitentemente y de manera desigual. Como alternativa, en algunos colegios se utilizaron listas censales en papel y se registraron los datos a mano, para incorporarlos más tarde al sistema. El resultado fueron colas de hasta 5 horas para votar que incluso los ancianos aguantaron estoicamente.

Bomberos y mossos
Cuando se restablecía el censo universal -que permitía votar en cualquier colegio-, en la mayoría de centros se dio prioridad a los mayores, que entraron y salieron entre aplausos. También los bomberos, que acudieron a votar uniformados, y en muchos colegios los mossos, que montron guardia hasta después del cierre del recuento.

El fantasma de la carga policial planeó toda la jornada y a media mañana, la presencia de varias patrullas de los ARRO de los mossos frente al Casal de Gent Gran Terrassa Centre, en la calle Wagner, disparó todas las alarmas. Fue el único incidente del 1-O. Los electores bloquearon el acceso al centro y después de una larga hora de tensión, las patrullas abandonaron el lugar sin requisar urnas.

El 1-O culminó con recuentos anticipados, ante el temor de que a última hora se requisaran urnas con votos, y con un repunte de las concentraciones a las puertas de los colegios. Allí, la ciudadanía continuaba indignasa, pegada a la radio y al móvil. En el Ayuntamiento, una comisión de seguimiento presidida por el alcalde, Jordi Ballart, siguió de cerca la normalidad de la jornada.

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