Opinió

Indignación

Hemos elegido la palabra indignación para transmitir a través de nuestro titular de portada el sentir de los terrassenses a lo ocurrido el domingo en Catalunya. Pero habría otras palabras para definir sensaciones, como repulsa, impotencia o simplemente tristeza, sentimientos que se entremezclan al mismo tiempo con el orgullo que se respiraba en los colegios electorales. Les dijeron "a por ellos" y se lo creyeron.

Una democracia tan avanzada como de la que gusta presumir el Gobierno de Mariano Rajoy no puede permitirse en pleno siglo XXI una torpeza tan grande; no puede arriesgarse a un titular de la prensa interrnacional como "El día de la vergüenza española"; uno de los estados más importantes de la UE no puede arremeter contra personas indefensas con la brutalidad utilizada el domingo. Toda acción tiene uns consecuencias y el gobierno de Mariano Rajoy ya ha empezado a pagar las suyas ante la Comunidad Internacional. Su reto está en recuperar un crédito que no es ya de su Gobierno, sino del Estado que dirige.

Su gestión del problema catalán ha sido nefasta y la ineficacia ha ido en aumento hasta el mismísimo Día-D. Se puede discutir, porque es al menos jurídicamente discutible, cómo ha llevado el independentismo el proceso que ha desembocado en el 1-O, pero el argumentario pasa sin duda a un segundo plano después de lo ocurrido el domingo en Catalunya. El debate es ahora otro; el Govern tiene la calle ganada y España Catalunya perdida. El relato, esa expresión tan de moda, es sin duda independentista y Mariano Rajoy se queda sin margen de maniobra.

Cómo puede alguien pensar que se va a convencer al independentismo de que es mejor seguir en España con golpes de porra, patadas y esprais lacrimógenos. Lo que llevaba camino de ser solo una extraordinaria movilización se ha convertido en la casilla de salida del camino hacia la independencia de Catalunya. Ello no es óbice para que el Govern de Puigdemont deba ser cauto a la hora de dar el siguiente paso. Es cierto que hasta ahora ha cumplido con todos los puntos de su hoja de ruta, pero la declaración de independencia puede tener unas consecuencias que deben ponderarse y no olvidar que se deja fuera a una buena parte de la sociedad catalana, que el independentismo debe ganarse. La actuación policial del 1-O ha sacado de dudas a muchos ciudadanos y ha puesto a dudar a otros, pero debe ser prudente para no poner en riesgo la gran ventaja obtenida.

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