En Terrassa tenían uno de sus "cuarteles generales". Lo de reincidentes se le quedaba corto a tenor de su intensidad delictiva. Fue un grupo de multirreincidentes de los Mossos d’Esquadra el que les siguió los pasos una y otra vez, desmantelando bandas de ladrones que se hacían pasar por policías, bandas que luego renacían y volvían a ser desarticuladas. Este verano pasado han recibido otro golpe con la detención de trece individuos, todos ellos rumanos, algunos vecinos de Terrassa y Rubí. Se habían especializado en asaltar a turistas en la ciudad de Barcelona.
Un grupo de ladrones de ese jaez se asentó en Barcelona en el 2012. Los Mossos d’Esquadra los tenían en el punto de mira tras una serie de denuncias de robos y estafas a turistas y esa primera investigación se saldó en el 2013 con la desarticulación de varios grupos y la detención e ingreso en prisión de algunos de sus miembros, acusados de atracos, hurtos, estafas y usurpación de funciones públicas. Según la policía, los malhechores acostumbraban a seguir una misma pauta en sus asaltos.
Formaban cuartetos de acción y uno de los integrantes simulaba ser turista mientras otros dos fingían ser policías. El primero hacía creer a otras personas, esas sí turistas de verdad, que los agentes eran tales y que sus actuaciones, por ejemplo en identificaciones, eran algo habitual. Así, entre identificación e identificación, entre cacheo y cacheo, aprovechaban un despiste para saquear a las víctimas. Sustraían sobre todo dinero en efectivo. Otras veces decían trabajar para detectar tarjetas de crédito falsificadas y presionaban a las víctimas para obtener el número PIN, y simulaban llamar a entidades bancarias para realizar comprobaciones. A una persona llegaron a birlarle 9.000 euros de la cuenta con este procedimiento de estafa. El cuarto ladrón vigilaba y luego conducía el vehículo en el que los delincuentes escapaban.
Las indagaciones policiales fueron arduas, pues no sólo se topaban con la pericia de los ladrones sino con el hecho de que las víctimas, en su mayoría, pasaban en Barcelona poco tiempo y luego volvían a sus países de origen. Muchos no podían prestar declaración.
A pesar de las dificultades, los mossos resolvieron en el 2012 y el 2013 un total de 148 hechos delictivos y detuvieron a 36 delincuentes. Todos los arrestados eran rumanos y vivían en Barcelona. Veinte ingresaron en prisión tras ser imputados por robo con intimidación, hurto, estafa, usurpación de funciones públicas y pertenencia a grupo criminal. Muchos apresados acumulaban detenciones en una decena de países.
La vuelta
Los operativos policiales y la colaboración con la Fiscalía provocaron un derrumbe de la estadística delictiva en ese ámbito. En el 2015 los asaltos de ese tipo habían descendido un 95 por ciento respecto a tres años antes, según los mossos.
El impacto de esa ralea de rateros disminuyó, pero no quedó erradicada. Algunos de los que se habían marchado volvieron a Catalunya y la policía detectó su presencia entre mediados del 2016 y principios del 2017. En abril, el Grup de Multireincidents del Àrea d’Investigació Criminal de la Regió Metropolitana de Barcelona abrió otra investigación para desmontar, de nuevo, la actividad delictiva de los saqueadores.
Los mossos controlaban los movimientos de tres clanes familiares distintos que habían refinado su proceder, sobre todo dedicando a más delincuentes a las tareas de contravigilancia y cambiando de vehículos con más asiduidad.
También variaron su residencia. Decidieron marcharse de Barcelona, se presume que para eludir o minimizar el control policial, y recalaron, algunos, en Terrassa. Otros, en Rubí y Mataró. El 11 de julio, un operativo policial concluyó con las detenciones de tres sospechosos en el barrio de Cementiri Vell, cerca de la calle de Colom. Dos eran hermanos. Los tres se disponían a viajar a Barcelona en un coche de alquiler.
Los Mossos d’Esquadra cayeron sobre más ladrones otra vez poco después. Hace unas semanas, detuvieron a trece individuos y esclarecieron 33 delitos, con víctimas de países diversos: de Serbia, Tailandia, Marruecos o Ucrania. Los afectados regresaron a Barcelona para testificar y participar en ruedas judiciales y pruebas preconstituidas. Todos reconocieron a los ladrones arrestados.