El PDeCAT celebró ayer el mitin más accidentados y épico de la campaña del referéndum. Sobre el mostrador del "hall" del mNACTEC, tras verse literalmente inundadas por la lluvia, la ex vicepresidenta del Govern Joana Ortega y la consellera de Governació, Meritxell Borràs, apelaron a la movilización popular el próximo 1 de octubre como respuesta "a la espiral sin sentido del aparato del Estado. No saben, no han entendido nada -dijo Ortega-. Catalunya no será como quiere el Tribunal Constitucional o el PP. Será lo que quieran sus ciudadanos".
El conseller de Interior Joaquim Forn excusó ayer su asistencia al mitin egarense después de librar un nuevo pulso con el Ministerio del Interior, eludiendo la asistencia del Major Trapero a la primera reunión de coordinación conjunta de los cuerpos de seguridad contra el referéndum. En su lugar, la consellera Meritxell Borràs acompañó a Joana Ortega en Terrassa, donde aprovechó para manifestarle su apoyo tras la decisión del Tribunal de Cuentas del Estado de exigirle en el plazo de 15 días una fianza de 5,2 millones de euros por la organización del 9-N.
"No lograron declararlos culpables por la vía penal de un delito de malversación y ahora emprenden un juicio paralelo". Para Borràs, las fianzas a Artur Mas, Joana Ortega e Irene Rigau son "inmorales" y frente ellas dijo, interpelando a los asistentes, "nosotros debemos estar a la altura. Debes saber que no te fallaremos".
El momento de la gente
El PDeCAT había organizado ayer un mitin al aire libre en el patio del mNACTEC, donde pasadas las 8 de la tarde, el portavoz municipal Miquel Sàmper abrió el acto ante una audiencia de varios centenares de personas. En sillas y encaramados a la escalinata del vapor, los asistentes aplaudieron al letrado cuando afirmó que tras los acontecimientos de los últimos días, "ya no es el momento de la política, es el momento de la gente".
Sàmper criticó la estrategia del Gobierno central "calificando las manifestaciones pacíficas de tumulto para poder encajarlas en los delitos de sedición y de rebelión", con la intención, dijo, de "aplicar al presidente Puigdemont la misma pena de 15 a 25 años que a un asesino por defender nuestra derecho a votar".
Apenas tuvo tiempo Sàmper de pasarle la palabra a la ex consellera Ortega cuando la lluvia descargó con virulencia sobre el patio del mNACTEC y sobre una audiencia que no pudo hacer otra cosa que abandonar el recinto a la carrera. La organización improvisó entonces un mitin alternativo en el "hall" del museo, donde Ortega y Rigau no dudaron en encaramarse al mostrador para dirigirse a una audiencia en pie, completamente mojada y si cabe mucho más entregada.
Ya bajo cubierto, Joana Ortega reivindicó su papel el 9-N, "el día de mi vida política que más he honrado mi condición de servidora pública". La ex vicepresidenta acusó al Estado de instrumentalizar la Justicia y, visiblemente emocionada, aseguró que "malversarán nuestro patrimonio, poco o mucho, pero nunca el patrimonio de la voz de nuestro pueblo".
En Terrassa, Ortega y Rigau pidieron ayer a la ciudadanía catalana que el próximo 1 de octubre responda de manera colectiva, "pacífica y cívica" a la ofensiva del Estado contra el referéndum y que lo haga "siguiendo el ejemplo del 9N que dio la vuelta al mundo".