Superado con creces el plazo dado por Arabia Saudita y sus aliados al rico emirato de Catar, nada parece moverse en esa parte del mundo, que parece un volcán a punto de erupción. La cadena de televisión Al Yazira, ese moscardón que tanto preocupa a sus vecinos árabes, sigue con sus emisiones, lo mismo que siguen el bloqueo económico y el cierre de los aeropuertos para que los cataríes no puedan moverse. Pero Catar cuenta con el apoyo de Turquía y, paradójicamente, de Irán. Llama la atención un hecho insólito: el acuerdo militar del emirato con los Estados Unidos poco antes de que Trump, alineado con los saudíes, lo calificara poco menos que centro de terrorismo.
Coincidían las noticias del comienzo de la venta de cannabis en las farmacias de Uruguay con el informe de la Organización Mundial de la Salud sobre el tabaquismo. Invita a pensar en algunas contradicciones del pensamiento dominante en el mundo occidental, derivadas de una aplicación quizá arbitraria de principios morales en evidente evolución (cuando no destrucción).
No es fácil comprender el permisivismo respecto del consumo de drogas, mientras se intenta penalizar aún más el de tabaco. El primer día de venta de cannabis en farmacias de Uruguay se agotaron las existencias: indicio evidente de que la legalización, ante todo, favorece el aumento del consumo. Al contrario, la OMS querría que los estados aumentasen los impuestos que gravan ya el tabaco, para intentar reducir la difusión. Justamente lo contrario de la nueva regalía uruguaya.
En el informe publicado el pasado día 19 de julio, la OMS se felicita de que las políticas contra el tabaco hayan aumentado considerablemente en la última década. El elogio a los estados va acompañado lógicamente de la crítica a las empresas tabaqueras: promueven un consumo que causaría siete millones de muertes al año en el planeta, cifra probablemente exagerada por razones dialécticas. Las medidas disuasorias, aparte del incremento del precio, siguen siendo las advertencias en las cajetillas, que llegan incluso a esconder el nombre de los fabricantes, la prohibición de la publicidad o el establecimiento de zonas de no fumadores cada vez más amplias y exigentes. La OMS estima en casi cinco mil millones de personas el número de quienes se benefician de al menos alguna norma de control, cuatro veces más que hace diez años.
El papa Francisco ha concluido hace pocos días su viaje a Colombia, a donde fue para animar y compartir con los colombianos el reciente acuerdo de paz entre gobierno y guerrilla. En todos sus discursos ha recalcado la importancia de la reconciliación procedente del corazón no sólo de fórmulas externas. Invita a un arrepentimiento que lleve al perdón por tanto dolor ocasionado en tanto tiempo de enfrentamiento. Sólo así se construye la paz de la que tanto estamos necesitados en el mundo entero.