El segundo día hábil de cada mes se conoce el dato oficial del paro. Es una jornada que en el pasado tenía su importancia pero que con el inicio de la crisis adquirió una trascendencia que todavía se mantiene, a pesar de la recuperación vivida en el mercado laboral en los últimos dos años, especialmente. En esta oportunidad, la cifra es pésima. En Terrassa, el número de personas que se han inscrito en el Servei d’Ocupació de Catalu-nya en el mes de agosto se ha incrementado en 487 con respecto al mes anterior y de nuevo se ha vuelto a superar la barrera psicológica de los quince mil parados. En números absolutos el dato no es nada alentador, pero sobre todo preocupa la tendencia. Por vez primera desde hace tres años se encadenan dos meses seguidos de incrementos. Esta situación contrasta con las ocho mensualidades previas consecutivas de descensos.
Es cierto que, si se analiza la cifra interanual, es decir, el número de parados que había en agosto del pasado año y el de éste, el número ha descendido en 2.163 personas y, para la Administración y también las patronales, esa cantidad positiva es la realmente determinante. Pero precisamente este dato también da la razón a los sindicatos que denuncian un mercado de trabajo marcado por la estacionalidad. El período vacacional resulta determinante para comprobar el comportamiento del paro y una economía sólida no puede basar su marco de ocupabilidad precisamente en la fluctuación de las estaciones. El período vacacional, las rebajas y sobre todo el turismo son claves en la contratación y, aunque es lógico que exista este condicionante para el mercado laboral, no debe ser el referente de su comportamiento. Además, esta tipología de contratos está asociada también a la precariedad, un elemento que va en contra de la recuperación económica.
Existe otro dato tremendo. Aunque se ha producido un elevado descenso interanual, si miramos el nivel de ocupación anterior a la crisis y el actual, la distancia es enorme. En Ter-rassa, en agosto del año 2008, el número de parados era de 12.752, concretamente 2.280 menos. Por lo tanto todavía estamos lejos de los niveles de desempleo que se producían antes de la crisis. A todo ello se une la falta de políticas claras de apoyo a la creación de empleo. Es preciso continuar con la puesta en marcha de iniciativas que permitan seguir con la recuperación de la ocupación, un hecho que parece que la actual situación política pretende dejar al margen.