Terrassa

Tolerancia y respeto contra el odio

Apenas una semana después de los atentados terroristas que segaron la vida de quince personas en Barcelona y Cambrils y causaron un centenar largo de heridos, la ciudadanía ha hecho del dolor una poderosa arma de unión, solidaridad y respeto a la diversidad. Salvo excepciones, que las hay, los mensajes que estos días se han lanzado en las numerosas concentraciones y altares de apoyo a las víctimas apelan a la tolerancia y el entendimiento para combatir el odio de unos cuantos bárbaros.

El mensaje más potente, el que más lejos ha llegado y más ha impactado ha sido uno en el que no se pronuncia ni una sola palabra: el abrazo en un emocionado silencio entre los padres del pequeño Xavi, el menor de tres años de Rubí asesinado en Las Ramblas junto a su tío abuelo, Francisco, y el imán suplente de Rubí, Driss Salym. La escena sucedió el jueves, 24 de agosto, nada más empezar la concentración contra el terrorismo y de apoyo a las víctimas celebrada frente al Ayuntamiento de Rubí.

La movilización, convocada bajo el lema "Rubí no té por", congregó a alrededor de 700 personas, que quisieron mostrar su solidaridad con la familia y su rechazo al fanatismo. Las palabras que en la plaza se pronunciaron, llena a rebosar, pivotaban una y otra vez sobre conceptos como tolerancia, cohesión, libertad o convivencia. El inspector jefe de la Policía Local de Rubí, Oriol Sánchez, fue contundente: "Hay musulmanes bueno y malos, en la misma proporción que cristianos o budistas". Y llamó a los asistentes a evitar la xenofobia: "No podemos caer en la trampa de creer que el Islam ampara o justifica estos hechos. Eso es lo que pretenden los terroristas". El agente aseguró que disponer de una sociedad "cohesionada" es "el mejor camino" para evitar que se imponga el miedo y el terror provocado por los radicales.

La alcaldesa de la localidad también quiso dirigirse a una ciudad golpeada duramente por los ataques. El dolor era visible en los rostros de los asistentes a la concentración. Los sollozos y los aplausos fueron lo único que rompía el apenado silencio con el que se seguían los parlamentos. Ana María Martínez aludió al carácter luchador del municipio: "Rubí es una ciudad acogedora y fuerte que dará lo mejor de sí misma para sobreponerse a la barbarie", dijo.

La unidad que el jueves por la tarde se vio en la plaza de Pere Aguilera será lo que ayudará a los vecinos a superar la muerte en atentado de dos de sus vecinos. "Juntos combatiremos el fanatismo que busca atemorizarnos", señaló la edil.

Pésame colectivo
Apenas sonó el último acorde de El Cant dels Ocells, los rubinenses se lanzaron a darle el pésame a la familia. El padre y la madre del pequeño, familiares también de Francisco, que fue asesinado en Las Ramblas, y de su mujer, que resultó herida, atendieron como pudieron a los vecinos, que les llenaban de abrazos. Tras depositar dos ramos de flores en el altar improvisado en la plaza, repleto de velas, peluches y mensajes de recuerdo, los padres, entre numerosas muestras de cariño, se retiraron junto a la alcaldesa al interior de la casa consistorial. Fuera se formó una larga cola para entrar a firmar en el libro de condolencias habilitado en el Ayuntamiento.

Las muestras de afecto no solo han sido estos días hacia las víctimas y sus familias. La ciudadanía se ha volcado y mostrado un profundo respeto y agradecimiento a las fuerzas de seguridad y a los servicios de emergencia que han actuado durante y después de la tragedia. Este reconocimiento también quiso ofrecerlo el Ayuntamiento de Rubí. De ahí, que la lectura del manifiesto corriese a cargo del inspector jefe de la Policía Local, que el jueves habló en nombre de todos los cuerpos de seguridad y quiso homenajear a todos ellos.

El propio padre del menor de Rubí asesinado fue una de las numerosas personas que quisieron agradecer el trabajo de los Mossos d’Esquadra. Esta misma semana entregó un coche patrulla, con el que su hijo solía jugar (Xavi quería ser policía de mayor, ha explicado el progenitor), a los agentes de la comisaría de Rubí, a quienes les dijo que tenían un "ángel de la guarda más" que les protegería.

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