No había testigos directos, nadie la vio meter la mano en la caja, pero para la Justicia queda probado que la acusada, empleada de la limpieza, robó joyas y dinero al hombre viudo para el que trabajaba. Sustrajo el botín de una caja que el damnificado guardaba en la mesita de noche. Y no volvió a la casa; dejó de trabajar sin dar explicaciones. La limpiadora ha sido condenada a seis meses de prisión como autora de un delito de hurto.
La hija de la víctima contrató a la empleada en septiembre del 2009 para que limpiase la casa de su padre, que había enviudado y vivía solo en un piso de Terrassa. Cierto día, semanas después de su contratación, el hombre dejó sola a la limpiadora en la casa para salir a comprar productos de limpieza.
Volvió y todo parecía normal, hasta que unas jornadas después se dio cuenta de que le faltaba algo. Alguien había robado las joyas y el dinero (unos 150 euros) guardados en una caja ubicada en la mesita de noche. La sospechosa no volvió a presentarse en su puesto. No ofreció explicaciones. Simplemente dejó de acudir a la vivienda.
Seis meses
Fue denunciada y el juzgado de lo penal número 1 de Terrassa le impuso la referida pena, de seis meses de prisión, como autora responsable de un delito de hurto. La procesada no se presentó en el juicio, por lo que la juez no pudo conocer su versión de los hechos. Sí escuchó la declaración "firme y convincente" del testigo-víctima, según resalta la Audiencia Provincial en una sentencia posterior que corrobora la primera.
El hombre declaró que los objetos robados estaban en su habitación antes de que llegara la empleada, que la dejó sola un día para ir a comprar y que días después se percató de la desaparición de las joyas y el dinero. Aunque la defensa de la acusada alegó que no había pruebas concluyentes de su culpabilidad, la Audiencia Provincial subraya la inevitable deducción que se infiere del relato del perjudicado y del hecho de que la sospechosa no regresase al domicilio: la mujer cometió la sustracción aprovechando sus tareas de limpieza en la casa, según afirma la Justicia.
Además de la pena de prisión impuesta, la encausada deberá pagar a su antiguo cliente la correspondiente indemnización: los 150 euros desaparecidos más el valor de las joyas, que no quedó determinado cuando se celebró el juicio.