Tanto enojo llevaba con aquel individuo que se había atrevido a besar a su novia, que el novio enfadado agarró una herramienta del interior de su coche y se dio a golpear el vehículo del autor del beso. Los destrozos se tasaron en 1.800 euros y el acusado del ataque deberá pagar 2.400 euros de multa como autor de un delito de daños.Ocurrió al amanecer el 8 de septiembre del 2013. Los implicados estaban en Parc Vallès, se presume que apurando una noche de marcha. Poco antes un joven había besado a la novia de otro, y ese otro se tomó el beso como afrenta, como suele ser normal, y reaccionó a las bravas. Se dirigió al aparcamiento del complejo de ocio, donde tenía estacionado su vehículo, y donde se encontraba también el coche del otro muchacho.El inculpado cogió una herramienta de su automóvil, una llave para cambiar las ruedas, y con ella descargó varios golpes contra el coche del chico, al que consideró autor del ultraje. Rompió el retrovisor delantero derecho, el vidrio de una ventanilla y una tulipa del turismo, un Nissan Almera.Ese relato estimó probado la sentencia del juzgado de lo penal número 3 de Terrassa que condenó al acusado. Y eso cree probado también la resolución de la Audiencia Provincial que ha visto el recurso presentado por el procesado contra la primera sentencia. El juzgado de lo penal número 3 basó su condena, luego confirmada por el tribunal barcelonés, en la declaración de un testigo que había presenciado la secuencia del ataque.Ese testimonio manifestó que vio con claridad cómo el procesado agarró una llave para las ruedas y con ese utensilio golpeó repetidas veces el coche. La reacción furibunda se debió a que el conductor de ese vehículo había besado a la novia del autor del ataque.No importa, a la hora de dar validez al testigo, que éste sea amigo del conductor, dice la Audiencia Provincial. El coche dañado era propiedad de la madre, aunque lo manejaba a veces su hijo. El recurso ha quedado desestimado y el tribunal confirma la condena: ocho meses de multa, a diez euros diarios de cuota, por un delito de daños. Por una sucesión de golpes desatada por un beso