La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) pagó, mediante un contrato a dedo, 36,5 millones de euros, entre 2009 y 2016, a una empresa por suministrarle camisetas para árbitros que no se usaban por su mala calidad y que pagó a cambio comisiones a Ángel María Villar y Juan Padrón.
Este es uno de los aspectos que investiga el juez Santiago Pedraz en el caso contra el presidente de la RFEF, en prisión desde ayer por lucrarse desde hace al menos ocho años con fondos de la federación.
Se trata de la concesión a la empresa Estudio 2000 de un contrato para proveer material deportivo a la RFEF del que se benefició el vicepresidente económico de la federación, Juan Padrón -también en prisión-, “arropado”, dice el juez, por el propio Villar.
A cambio de dar el contrato a la empresa, tanto Padrón como Villar desviaron parte de los fondos federativos a su patrimonio particular a través de operativas societarias complejas, explica el juez en el extenso auto de prisión.
El magistrado indica que no consta que la adquisición de ropa deportiva a Estudio 2000, dirigida a vestir al colectivo arbitral por la RFEF y a las selecciones de las federaciones territoriales, se haya ofertado “respetando principios de competitividad”.
Así, Estudio 2000, cuyo dueño, Vicente Bernad Vico, es amigo de Padrón, recibió a dedo 36.534.336 euros entre 2006 y 2016 por suministrar este material, que resultó ser de tan mala calidad que los árbitros no lo usaban, según se extrae de un correo electrónico contenido en el sumario.
La empresa, que desde 2013 “subsiste exclusivamente gracias a la RFEF”, entidad que supone el 99% de su facturación, tenía a fecha 31 de diciembre de 2016 casi 15 millones de euros en sus cuentas, detalla el juez en el auto.
Del sumario de la operación Soule se concluye además, dice Pedraz, que la RFEF hacía pagos a Estudio 2000 “desde mucho antes del período en estudio”, es decir, el año 2009, y también que “trabajan con retraso y se le adelanta un elevado porcentaje del pago anual total antes de que entreguen las prendas deportivas de la marca Pony, cuyo precio está sobrevalorado”.
De hecho, el juez refleja en el auto un cuadro con un estudio de lo que habrían costado las prendas de haberlas encargado directamente a la empresa que se las vendía a Estudio 2000 y resulta una diferencia de 5 millones de euros que la RFEF, dice Pedraz, se podía haber ahorrado.
A cambio de estos contratos, los implicados en la trama cobraban comisiones a través de la empresa de Padrón Tenerife Sport, que cobró entre 2009 y 2011 casi 700.000 euros de Estudio 2000.
Además, los investigadores detectaron un ingreso de casi 1 millón de euros en la cuenta de Tenerife Sport de dos empresas de los hermanos Bernad Vico (dueños de Estudio 2000) que se usó para cancelar un préstamo hipotecario de 1,2 millones de euros de Padrón.
El juez apuntala sus sospechas de que Tenerife Sport es una empresa creada para cobrar comisiones en que sólo paga a dos o tres trabajadores y “resulta difícil determinar el emplazamiento de su única sucursal, ya que no tiene rótulo comercial ni escaparate, así como tampoco símbolos o distintivos que la identifiquen y faciliten el flujo de clientes”.
“La apariencia externa del local es de inexistencia de actividad comercial, y la interior de aspecto espartano, con multitud de cajas apiladas y sin elementos decorativos u otros que animen a la compra o atracción de clientes”, afirma el auto, cuando es una empresa dedicada en teoría a “otro comercio al por menor en establecimientos no especializados”.
La manipulación del contrato era tan evidente que el propio hijo de Ángel María Villar, Gorka (que manejaba en la sombra la federación), trató el tema en una conversación pinchada del pasado 7 de julio con el presidente de la Federación Cántabra de Fútbol, José Ángel Peláez.
En esa llamada, ambos reflexionan sobre qué gastos podrían recortar para cumplir con los objetivos presupuestarios que han marcado para la RFEF.
“Yo lo sacaría de la ropa y ese contrato me lo cargaría, ¿ya? Yo recuerdo de… es un contrato que además tiene veinte años”, dice Gorka, a lo que Peláez responde afirmativamente para añadir que trabajan “con muchísimo retraso” y que se les ha dado un anticipo de 3,6 millones.
Gorka responde que le parece “una vergüenza” y Peláez añade: “La verdad que el que tenga el contrato este… tiene un chollo de putísima madre… tiene garantizado unas ventas de 4 millones y medio de euros… haga lo que haga al precio…al precio que pone, porque los precios, tema de huevos”.
“Sí, correcto… sí, no… no… no, es una vergüenza lo del contrato ese… ese contrato hay que cargárselo ya… o sea, ya, ya”, concluye el hijo de Villar.