Habrá que enseñarles muchas cosas: cómo llevar a los niños, si los tienen, al cole, o dónde y cómo comprar, o acompañarlos al hospital o a empadronarse. Decenas de voluntarios están preparados para facilitar la integración de los refugiados que acogerá Terrassa en el programa de atención a solicitantes de asilo. Llegarán en breve, seguramente a finales de julio o principios de agosto. Creu Roja ha puesto en marcha un dispositivo de acogida y dispone de cuatro viviendas para 16 personas refugiadas.
La llamada a potenciales voluntarios devino una convocatoria exitosa. Unas cincuenta personas acudieron el martes a una sesión informativa en la sede de la asamblea local de Creu Roja, en la calle de Fra Bonaventura Gran. "El papel del voluntariado será básico en esta fase de acogida y la posterior integración", destaca la institución humanitaria, que trabaja codo con codo con el Ayuntamiento en este proyecto. Terrassa, después de Berga y Barcelona, que ya implementaron su plan a finales del 2016, será una de las primeras ciudades de Catalunya en activar el operativo de atención.
Creu Roja monta un equipo de especialistas, con tres asistentas sociales, un psicólogo, una integradora social y un abogado, con el objetivo de prestar a los acogidos la atención psicológica "y la primera asistencia sociosanitaria" necesarias "para que puedan comenzar su proceso de acogida con normalidad". La institución llevará a cabo "una actuación individualizada para estudiar cada situación y ofrecer ayuda de forma personalizada". Ayuda como la formalización del empadronamiento.
Ester Soto, técnica de la entidad, expresó ante los voluntarios la satisfacción y la emoción que embargan a Creu Roja por poder aportar "un grano de arena" para paliar la grave situación de refugiados y asilados. El programa consta de una primera fase de seis meses "de atención intensa" en la que los especialistas y los voluntarios coadyuvarán a integrar en lo más elemental a los destinatarios del plan. Será perentorio, por ejemplo, enseñarles castellano, si no lo saben, y catalán, promover que se familiaricen con la ciudad, darles a conocer el entorno, acompañarlos; combinar, en suma, acciones formativas con apoyo emocional y fomento de relaciones.
Seis meses
¿Y pasados los seis meses de esta primera fase? Transcurrido ese periodo, la acogida temporal acaba y las cuatro viviendas pasan a ser habitadas por otros refugiados, pero los destinatarios del programa no son abandonados a su suerte. Se espera que, tras el tiempo de "acogida intensa", puedan haber desarrollado aptitudes y relaciones para empezar una vida más autónoma, pero los gestores del dispositivo seguirán su trayectoria en una segunda fase que también requerirá el papel de voluntarios.
Si los refugiados dejan Terrassa, será otra oficina de la institución implantada en su lugar de destino la que coordine la ayuda, si la siguen necesitando. De todas formas, el programa nacional contempla ayudas pasado ese tiempo inicial de seis meses. "Estos procesos son largos", apunta Ester Soto.
Creu Roja y servicios municipales ultiman, pues, la recepción de los buscadores de refugio huidos de sus países de origen. Lo primero será asegurar sus necesidades primarias; luego, facilitar su acceso a la sanidad a través de los CAP y asistirlos en lo referente a recursos educativos y lingüísticos. El despliegue de la ayuda se adaptará a las características de quienes vengan, rasgos personales y familiares que determinarán también cómo los responsables del proyecto distribuyen a los asilados en las cuatro viviendas. La distribución será una u otra dependiendo de si el destinatario es soltero, si llega con pareja o si viene con familia. Los pisos a disposición de Creu Roja, eso sí, serán compartidos.
La aportación voluntaria se adivina crucial en el procedimiento y la institución humanitaria ha previsto una sucesión de reuniones con aquellas personas dispuestas a arrimar el hombro. "Quiero ayudar, pero trabajo y no podré dedicar muchas horas al día a este programa", comentó una voluntaria. Da lo mismo, vino a decir Ester Soto. Creu Roja evaluará perfiles y disponibilidades y adaptará las posibilidades de cada uno al trabajo necesario en cada momento. La contribución puede ser diaria, pero también en fin de semana, o intercalada en el tiempo. Puede consistir en acompañar a alguien a una consulta médica, pero también en cuidar a niños o en auxiliar en la busca de trabajo. Y posiblemente la aportación no deba ser exclusiva para el plan especial de refugiados; la entidad gestora ya dispone de programas genéricos a los que quizás se puedan incorporar asilados. "Otra vía de colaboración son las campañas de sensibilización", añade Creu Roja. Se veían chispas en los ojos de voluntarios.