Ha llegado el día. Parecía imposible pero es cierto. Tmesa podrá jubilar alguno de los autobuses que están prestando, por decirlo de una forma eufemística, servicio a la ciudad. Serán un total de catorce unidades que permitirán dar un respiro, nunca mejor dicho, a una flota obsoleta y que genera un problema detrás de otro. Este pequeño, porque no deja de ser pequeño, bálsamo llega en un momento realmente crítico. Bueno, lo cierto es que la situación límite que viven los autobuses de Tmesa se prolonga en el tiempo. Hoy, la empresa mixta mostrará las nuevas unidades que está previsto que entren en funcionamiento el fin de semana. Para muchos terrassenses, incluso deberían empezar hoy mismo a recorrer las calles de la ciudad.
La puesta de largo se produce después de dos últimas semanas de auténtica locura en que los viajeros han sufrido como nunca las deficiencias de vehículos que han agotado toda su vida útil y que continúan en ruta prácticamente de milagro. Llegan los nuevos autobuses y el problema se paliará de alguna forma, pero no desaparece. En estos días, especialmente cuando sube el mercurio, las dificultades del actual material de Tmesa se resiente, y mucho. Problemas para cerrar las puertas, fallos mecánicos derivados de la necesidad de aumentar el aire acondicionado para frenar el calor de los usuarios y sobre todo retrasos, muchos retrasos, acompañados prácticamente de ninguna explicación. Esperas de más de una hora, un período de tiempo en el que debían haber pasado tres buses pero lo único que sucede es calor, mucho calor, y la desesperación del que no sabe qué pasa y por qué.
Los ciudadanos ya han incorporado en el día a día las dificultades que implica usar el autobús. Ninguno de ellos se pregunta por las prórrogas del servicio y los concursos adjudicatarios fallidos. Lo cierto es que el hartazgo va en aumento y éste es del todo justificado.
A lo largo de esta mañana el Ayuntamiento y el Grup Avanza exhibirán los catorce nuevos autobuses, seis de ellos híbridos. Todos celebramos su llegada pero, con una flota que supera las sesenta unidades, estos modelos suponen un ligero alivio, pero es preciso continuar con este proceso de renovación y sobre todo alcanzar una solución definitiva sobre qué y quién debe gestionar el servicio de transporte de autobuses en la ciudad en los próximos años. Los usuarios viven una situación límite.