Un incendio devoró ayer, al menos, tres contenedores de basuras y dañó seis vehículos aparcados en el barrio de Sant Llorenç.
Eran las 2.09 de la madrugada cuando Bombers fue alertado del incendio. Una gran bola de fuego devastaba un punto de recogida de residuos en la calle del Castellsapera, frente al polideportivo de Sant Llorenç. Se esparcía el humo frente a una plaza y se adentraba en viviendas por las ventanas. Se oían los chasquidos del fuego que engullía los contenedores.
Dos dotaciones de bomberos se dirigieron a la calle del Castellsapera para atajar el incendio. Para, cuando menos, minimizar su impacto. Trabajaron durante cuarenta minutos y evitaron que las llamas se extendiesen a muchos más elementos del mobiliario urbano.
Dos dotaciones de bomberos trabajaron en la extinción del fuego durante cuarenta minutos
Tres recipientes quedaron destrozados y la acción del fuego afectó a vehículos estacionados justo enfrente, en batería, según los vecinos. Fuentes de Bombers confirmaron que el fuego causó daños en seis vehículos, cinco automóviles y una moto. El nivel de los desperfectos fue dispar: un coche presentaba daños en dos pilotos traseros y el parachoques. En otros dos turismos las altas temperaturas deterioraron pilotos. Y la moto resultó perjudicada en su cuadro de instrumentos, según Bombers. La quema menoscabó también el tronco y ramas de un árbol.
Raúl Serrano llegó a su bar, a pocos metros del lugar del incendio, a primera hora de la mañana y se encontró con los restos del estropicio. Los contenedores, de gran tamaño, eran mezcla de basuras quemadas y plástico fundido. Pensó de inmediato en su moto, que había dejado aparcada a unos tres metros de los recipientes.
Retirada de los restos
La moto estaba desplazada hacia el interior de la plazoleta. “Me han dicho que la movió de sitio un policía”, comentó Raúl al tiempo que varios vecinos intercambiaban impresiones y pormenores del incidente que horas antes había sobresaltado a esa parte del barrio.
A media mañana, operarios de Eco-equip se afanaban en la retirada de los restos de los recipientes destruidos. Llegaron en un camión dispuesto con grúa y cortaron la calle del Castellsapera, en su cruce con la carretera de Castellar. Con la pluma de la grúa trataron de levantar los armazones de los contenedores, lo único que se había salvado de la devastación. No fue tarea fácil alzar las estructuras. Poco a poco los trabajadores de la empresa municipal de limpieza retiraron los vestigios de la quema.