El Forn Artesà Vergés, en la calle de Sant Pere, vivió ayer su último día de apertura al público después de que sus propietarios, el matrimonio formado por Miquel Vergés y Dolors Calvis, hayan decidido cesar en la actividad de forma voluntaria, con lo que se puso punto y final a una trayectoria más que centenaria de un establecimiento muy popular y querido en el centro. "Está siendo una jornada extremadamente emotiva, reencontrándonos con mucha gente que ya no volveremos a ver cotidianamente. Muchas personas han venido a despedirse expresamente e incluso antiguos clientes que ahora viven en otros lugares", explicó ayer Miquel Vergés a este rotativo. La jornada, por lo demás, fue intensa en trabajo. "La verdad, comentó Vergés, es que este último día está siendo de mucho trabajo, tenemos múltiples encargos y mucha gente quiere llevarse algún recuerdo".