El miércoles tuvo lugar el debate “Terrassa, pensant el seu futur”. Organizado por Terrassa en Comú. Fue un acto denso e intenso, muy interesante. Una de las conclusiones del debate estaba en el propio título: pensar. En realidad, ha llegado un momento en que tenemos que pensar en la ciudad en la que vivimos y en nosotros como ciudadanos; reflexionar sobre la ciudad que somos y sobre lo que podríamos ser. El secreto está en encontrar la manera de hacerlo. ¿Cómo se piensa una ciudad? ¿Cómo se cambia una ciudad? ¿Y quién debe hacerlo?
En los años noventa se organizó un muy ambicioso proyecto, precisamente liderado por Xavier Marcet, especialmente brillante en su intervención en el debate de TeC. Aquél fue un proceso participativo de amplio espectro (los procesos participativos no son un invento de ahora) y se determinó cómo pensar la ciudad, pero no se encontró cómo ni quién debía cambiarla hasata aquel punto.
Aspectos como las nuevas tecnologías, las redes sociales, los cambios en la industria, las nuevas profesiones, el consumo, la vivienda, las secuelas de la crisis económica, han dibujado una Terrassa diferente en pocos años y esos factores provocan un cambio en la forma de relacionarnos con la ciudad y con las ciudades de nuestro entorno. Quien piense, por cierto, que la realidad de Terrassa acaba donde acaba el término municipal está muy equivocado.
¿Que nos interesa mas, un gran Vallès unido, un acercamiento a Barcelona, recuperar la vieja idea de la comarca propia o el eje de la E-9? ¿Qué nos interesa más, crecer hacia el noroeste o seguir creciendo por dentro? ¿Rehabilitar o derruir o las dos cosas? ¿Industria limpia, de alta tecnología o que venga quien sea porque lo imprescindible es generar empleo a corto plazo? ¿Hay suficiente suelo industrial y en caso afirmativo, dónde esta y qué características debe tener? ¿Cuál debe ser nuestra relación con la economía circular y cómo nos convenceremos de la necesidad de reciclar en casa? ¿Qué vamos a hacer con las rieras? ¿Cómo vamos a solucionar el problema de una desigualdad que tiende a cronificarse? ¿Cómo deben ser los equipamientos municipales en los barrios? ¿Participación ciudadana sí u observar y actuar como proponía Marcet? En realidad sólo hay preguntas, pero una de las más importantes, si concluimos que es necesario un gran debate sobre Terrassa (puede que haya quien opine que no es necesario), es ¿quién lo va a liderar y cómo? El miércoles se dio un primer paso, veremos si hay un segundo.