Terrassa

Ayer y hoy de una boda que será real

En 1930, la ciudad de Terrassa decidió recuperar la tradición del Casament Vuitcentista que durante el siglo XIX acogieron las Esglésies de Sant Pere y organizó una recreación con recorrido nupcial desde la Plaça Vella, boda en el conjunto monumental y baile de “envelat” en la plaza del Progrés. Sant Pere no participo de la fiesta, pero tomó nota y en 1951 recuperó una nueva versión adaptada del enlace nupcial, ya íntegramente en el Antic Poble de Sant Pere.

De aquella celebración popular e identitaria son las fotos que a partir de esta tarde se mostrarán en el colegio de Santa Teresa. Medio centenar de instantáneas de autor desconocido y propiedad del historiador Joaquim Verdaguer.

Las imágenes, que forman parte del fondo fotográfico del Grup de Recerca Històrica de la AVV del Antic Poble de Sant Pere, muestran a la novia, Maria Rosa Nicolau, y al novio, Josep Anglada, ataviados al más puro estilo napoleónico y rodeados de un séquito que seis décadas después volverá a las calles de Sant Pere para escenifica el histórico enlace.

Mañana domingo el antic Poble vivirá un Casament Vuitcentista muy especial. Por tercera vez en la historia será una boda real en la que los novios contraerán matrimonio. Por primera vez, además, la celebración posterior al enlace se concentrará en el interior del recinto de la Seu d’Ègara.

Desde que en 1981 el barrio reconstruyera el guión del Casament Vuitcentista, a partir de los recuerdos de quienes vivieron el de 1931, en época de la República, y el de 1951, en plena dictadura franquista, sólo dos parejas se han casado por el rito Vuitcentista. En 1982 contrajeron matrimonio Alfons Antolí y Montse Sarrau, él de Terrassa y ella de Sant Pere. Y en 1992 se casaron Mercè Garrich, vecina del Camí de Castellar, que en el siglo XIX era término de Sant Pere, y Jaume Roset, natural del Antic Poble y presidente hoy de la AVV.

Mañana los novios siguen la tradición de desposar a un vástago del barrio. Bernat Navarro es hijo, nieto y biznieto de vecinos del núcleo residencial de la Seu d’Ègara. Mercè Puig es de Ullastrell, pero lleva dos años residiendo en el Antic Poble y ya es una “santperenca” más.

Tras el repique de campanas
El Casament Vuitcentista arrancará al mediodía de mañana con el repique de campanas y la “tronada” en la iglesia parroquial de Sant Pere. Antes, el Antic Poble recreará hoy las estampas vuitcentistes que reflejan la esencia de la tradición.

Destacan la entrega (el retorno) de las llaves del antiguo municipio en el Pont de Sant Pere; “els macers”, los funcionarios que abren la comitiva; “el burot”, el funcionario que cobraba derechos de entrada a Sant Pere en el puente; “el pregoner”, “el capellá y els seus escolanets”, la banda municipal, el fotógrafo y la guardia del pueblo.

El domingo la boda seguirá el guión tradicional del Casament Vuitcentista. Como reza la hoja de ruta, la novia llegará a lomos de un “macho” – sus pies no pueden tocar el suelo en ningún momento- y seguida de otro animal que cargará la dote, sus padres a bordo de una “tartana” y justo detrás la comitiva.

El alcalde del Antic Poble de Sant Pere invitará al vecindario a la boda del “hereu” y la “pubilla”, que arranca minutos después con el “Vers del padrí”, dedicado a la novia a las puertas de la iglesia.

El enlace nupcial en la iglesia de Santa Maria tendrá carácter privado. En el exterior, este año la Festa a la Plaça se ha trasladado de la plaza del Rector Homs al interior del recinto de la Sèu d’Ëgara, donde habrá danzas, gegants, cabeçuts y bastoners.

La celebración continuará a la salida de los novios y su invitados con dos de los elementos más emblemáticos del Casament Vuitcentista: El homenaje a los abuelos del Antic Poble y el Ball de Gitanes con brindis de boda.

En el primero Genoveva y Josep representarán a los mayores del barrio en una ceremonia de reconocimiento a su aportación a la comunidad y a la memoria del Antic Poble de Sant Pere.

El Esbart Dansaire del Vallès dedicará a los novios el tradicional Ball de Gitanes, en un momento del cual el novio y el padrino levantarán en alto a la novia para situarla entre el cielo y el suelo, en símbolo del abandono definitivo de su soltería.

El Antic Poble de Sant Pere confía en que el Casament Vuitcentista vuelva a congregar en el barrio a vecinos procedentes de toda la ciudad. La celebración se enmarca en la fiesta mayor del sector, que programa actividades durante todo el fin de semana. Las calles se han engalanado de manera especial para acoger la boda histórica, que actualmente se celebra una vez cada cinco años.

En 1981, cuando se recuperó el guión del Casament Vuitcentista, la ceremonia se repetía anualmente. Así fue hasta 1987, fecha en que los vecinos decidieron espaciar la recreación, que supone un esfuerzo ingente para los organizadores. Desde 1987 el enlace nupcial al estilo del siglo XIX se celebra los años acabados en 2 y en 7.

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