Los presupuestos del Ayuntamiento de Vacarisses de este 2017, aprobados recientemente en un pleno, marcarán un antes y un después respecto a las fuentes de ingresos de las cuentas municipales. Por primera vez este año, el presupuesto ordinario prescinde de los ingresos del vertedero de Coll Cardús, después de décadas contando con ellos y que en el pasado llegaron a convertirse en una fuente de ingresos casi imprescindible para las arcas municipales.
Hace meses que la entrada de basura en el vertedero es residual o nula, ya que el equipamiento se encuentra en pleno proceso de cierre. Está pendiente de ser sellado definitivamente y en estos momentos se están llevando a cabo los estudios e informes pertinentes para realizar la operación.
Por tanto, el Ayuntamiento no prevé contar este año con un embolso relevante procedente del sellado del vertedero. Esa circunstancia, unida al alargamiento del proceso de clausura de la instalación y los riesgos que comportan unos presupuestos prorrogados, ha llevado al equipo de gobierno (ERC, PSC y Movem Vacarisses) a tirar adelante las cuentas ordinarias de 2017 sin contar por primera vez con los ingresos del vertedero desde su apertura hace décadas. En cualquier caso, cuando llegue ese dinero se incluirá en el presupuesto de inversiones.
De alguna manera, el paso dado por el Ayuntamiento de Vacarisses es una consecuencia lógica de la evolución de los ingresos procedentes del vertedero, muy abundantes durante muchos años y que con la crisis bajaron en picado ya que también descendió la actividad de la instalación al generarse menos residuos por la caída del consumo.
Nueva realidad
Fue precisamente a raíz de la crisis cuando el Consistorio -entonces gobernado por el tripartito- se planteó su excesiva dependencia de esa fuente de ingresos -“hubo años en que se llegó a ingresar más de un millón de euros”, recordó ayer el alcalde, el republicano Antoni Masana- y empezó a buscar soluciones, léase nuevas fuentes de ingresos. Éstas se materializaron en la subida del recibo de la basura, el aumento de las plusvalías e, indirectamente, la revisión catastral.
Esos tres elementos son “con los que hemos suplido” la falta de ingresos del vertedero, afirmó ayer Masana, que valoró muy positivamente que el presupuesto prescinda de ellos porque llegará un día, recordó, que la instalación se clausurará. “Estos son unos presupuestos que se adaptan a la nueva realidad del municipio”, remarcó.
“Cuando estábamos en la oposición, los partidos de izquierdas siempre criticábamos que el municipio tenía una dependencia excesiva de los ingresos del vertedero y unos impuestos muy bajos”, explicó Masana en referencia a los años que gobernó UIPV (1991-2007 y 2011-2015), que ahora está en la oposición). Y criticó que “con el dinero que llegó a entrar (todos esos años) no debería haber urbanizaciones todavía sin urbanizar y muchas de las carencias que sufre el municipio”.