El domingo cayeron cascotes de una fachada en la calle de Estanislau Figueras. Los fragmentos desplomados no procedían sólo de un balcón, como parecía al principio. Los policías municipales y los bomberos que se presentaron en la zona, junto a la plaza del Celler, observaron que los trozos se habían desprendido de varios voladizos. El edificio podía sufrir daños estructurales. Había que llamar a un técnico municipal y acordonar la zona. Dos unidades de Bombers sanearon los balcones afectados durante dos horas. La Policía Municipal valló los aledaños para impedir el paso de peatones y recomendó a los vecinos que no usasen los balcones, dado el riesgo, a la espera de un dictamen exhaustivo y de las obras a emprender, si eran perentorias. El aviso acerca de esos desprendimientos llegó a los servicios de emergencias a las cinco de la tarde del domingo. El viernes, la caída de escombros durante una obra causó daños en un coche estacionado en la calle del Pare Llaurador. Los bomberos también sanearon la fachada de ese inmueble.