La empresa municipal Habitatge Terrassa ha creado la primera bolsa de viviendas en régimen de masovería urbana. El objetivo es poner de acuerdo a propietarios de inmuebles desocupados y que necesitan una reforma con personas o colectivos dispuestos a convertirse en inquilinos a cambio de adecuar el inmueble.
El proyecto, que ya han puesto en marcha ciudades como Barcelona, Sant Cugat, Manresa o Girona, y que ya es tradición en países europeos como Holanda o Alemania, inicia su andadura en Terrassa con una primera vivienda de titularidad municipal, concretamente una unifamiliar situada en el centro de la ciudad. Con esta cesión, el Ayuntamiento pretende demostrar la viabilidad de la masovería urbana y animar a otros propietarios a sumarse a la iniciativa.
Los interesados ya pueden incorporarse al registro de la bolsa descargándose la solicitud en la web de Habitatge Terrassa y entregándolo en las oficinas de Pantà, 30 (bajos). Los técnicos municipales valoraran la idoneidad de cada unidad de convivencia y su encaje con los inmuebles que se oferten.
Requisitos
Todos los candidatos deberán cumplir unos requisitos mínimos: tener ingresos regulares (sueldo, pensión o subsidio, nunca inferior al 0’91 el IRSC, que es de 569,12 euros mensuales) y experiencia en el mundo de la construcción. Durante las obras, el masover deberá suscribir un seguro de responsabilidad civil y a terceros, mientras que el propietario tendrá que contratar una póliza multiriesgos.
En Terrassa el proyecto de la masoveria urbana arranca con tres inscripciones, todos ellas de candidatos a masovers. Se trata de una familia monoparental, un grupo de jóvenes y una familia de estructura tradicional. La mayoría solicitan rehabilitar y ocupar una vivienda en el entorno natural, pero no se cierran a aceptar una propuesta en trama urbana.
Habitatge mantiene también conversaciones con dos propietarios de una casa y un piso, ambos interesados en darles salida y dispuestos a conocer las nuevas fórmulas de acceso a la vivienda que el Ayuntamiento promueve en la ciudad: masovería urbana, cesión de uso, derecho de superficie y copropiedad (compartida o temporal).
Entre los propietarios interesados figura también una inmobiliaria dispuesta a explorar alternativas para movilizar parte de su stock de viviendas. Concretamente los pisos y casas bloqueados por estar pendientes de una reforma. El gesto revela que la fórmula de la masovería puede ser una salida también para el sector inmobiliario. En este sentido, Habitatge tiene previsto explorar una vía de colaboración con la Cambra de la Propietat.
Ventajoso para ambas partes
Los proyectos de masovería reportan ventajas a todas las partes implicadas. El propietario ve aumentar el valor de su inmueble y no paga tasa alguna por la reforma, mientras que el inquilino no está sujeto a ninguna renta mensual y puede disfrutar de un contrato de larga duración.
En este momento, la vivienda de titularidad pública incorporada a la bolsa carece de cédula de habitabilidad y necesita una rehabilitación para obtenerla. La previsión es que las obras de adecuación a la normativa duren entre 6 meses y un año. La administración asegura estar dispuesta a asumir parte del coste económico de los trabajos y se compromete a que técnicos municipales visiten periódicamente el inmueble para comprobar la correcta ejecución de los mismos.
El proyecto de masovería urbana forma parte del nuevo programa de movilización de viviendas vacías impulsado por el Ayuntamiento. El objetivo es facilitar el acceso a un hogar a personas dispuestas a cambiar reforma por alquiler y a hacerlo mediante modelos alternativos a la compra que permitan revitalizar el parque de viviendas en desuso.
El origen de la iniciativa está en la propuesta presentada por la CUP y TEC al pleno en febrero de 2016 y que contó con el apoyo del equipo de gobierno. Ahora, el ejecutivo de Jordi Ballart impulsa el proyecto desde la sociedad municipal Habitatge Terrassa y lo hace tutelando cada iniciativa, prestando asesoramiento a propietarios y a futuros masovers, a quienes informa de las gestiones necesarias para convertir en realidad cada proyecto.
En este momento, el parque de viviendas vacías de la ciudad está al 70% en manos de propietarios privados y cerca de la mitad tiene dificultades para incorporarse al mercado de compra o de alquiler porque necesita de una rehabilitación. El 30% restante pertenecen a grandes tenedores.