Opinió

Asuntos

Estamos llegando al ecuador del mandato. De hecho este mes se cumplirán los dos años de las últimas elecciones municipales y el 13 de junio los dos años de la elección de Jordi Ballart como alcalde de Terrassa. Tiempo habrá de hacer un primer balance, pero ya se podría hablar de los grandes temas que están definiendo el mandato Ballart.

Hay uno que está marcando con especial incidencia el mandato y es el de la liquidación de la concesión servicio de suministro del agua en Terrassa. Es un tema espeso, enrarecido por un enfrentamiento con la empresa concesionaria; con una mezcla de emociones y sensibilidades que hace de él un asunto incómodo y que cada día que pasa se aborda con más pereza. Sería bueno que de una forma u otra acabara ya.

Otro asunto que está marcando el mandato Ballart es el de la limpieza. Se trata de un tema en el que puso su empeño personal. Es una cuestión especialmente sensible para los terrassenses según diversas encuestas y los imputs que llegan a alcaldía a través de las redes sociales y no siempre con buenas impresiones.

El tema de la vivienda es una constante desde que estalló la burbuja inmobiliaria y se está mezclando una actividad pionera a la que probablemente no se le está obteniendo el rédito político que incuestionablemente tiene con cierta lentitud que no se acaba de definir si es por una cuestión de dificultad, que seguro de la tiene, o por falta de cierta agilidad.

Otro de los grandes temas, sin duda, es el del síndico. Un asunto decididamente desgraciado en si mismo que cuando avanza es hacia los problemas. Ahora estamos a la espera de que se convoque nuevamente un proceso de elección que reúna las garantías que recomienda el síndic de Catalunya, Rafael Ribó.

Si hay algún nexo de unión entre los asuntos es el de que todos están abiertos y a éstos se tendría que añadir otro que sigue también sin resolverse, el de los autobuses. Si entrar ya en la polémica sobre el modelo de gestión, Esquerra Republicana ha denunciado que los autobuses cuya compra se aprobó en febrero del año pasado, todavía no han llegado. Es curioso el interés que tiene el equipo de gobierno en recibir críticas. Parece ser que los autobuses no se encargaron hasta noviembre. Quizás entonces hubieran tenido que explicar por qué se tardó tantos meses en realizar el encargo, porque seguro que hay una razón, y explicar también que los autobuses llegarían en julio y agosto. Se hubiesen ahorrado una pregunta molesta y un titular incómodo. Transparencia, además de publicar la agenda, es también explicar la acción de gobierno, lo bueno, que sin duda lo hay y no se cuenta, y lo no tan bueno.

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