Terrassa

Enrique Baró presenta en el festival D’A su debut, “La película de nuestra vida”

Enrique Baró pasó una temporada en este diario ocupando la tan juvenil plaza de becario. Los hipsters no existían por aquel entonces, pero él lo parecía, un neo hippy simpático y desaliñado, un periodista de lírica pluma y pensamiento infinito, un alma libre al fin y al cabo que insufló mucho aire fresco a un cálido verano.

Dieciséis años más tarde nos enteramos de que ha escrito, producido y dirigido una película, a la postre una pequeña joya que está haciendo correr ríos de tinta y que nos lleva a confirmar un talento que ya se intuía.

"La película de nuestra vida", el título de ese film edificado con un tiento casi artesanal, tiene algo que ver con aquel verano de 2000. Así conocimos una casa familiar, en Mira-Sol, de la que Enrique estaba completamente enamorado. Esa casa es y centra la razón de ser de esta película que ha logrado una espléndida acogida en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, considerado como el Sundance español.

Es ésta la historia de un proyecto "largamente acariciado", nos explicaba Enrique desde la Costa Brava, donde ha pasado unos días para desconectar un poco de tantas emociones tan fuertes.

Vive en Madrid desde hace ocho años y se ha convertido en un reputado foto-fija de cine y series de televisión. Ha trabajado en "Velvet", "Bajo sospecha", "Gran Hotel", "El secreto de Puente Viejo"; también ha fotografiado "El futuro ya no es lo que era", con Dani Rovira y Carmen Maura como estrellas de relumbrón dentro del reparto.

El trabajo de foto-fija requiere una labor independiente que el ahora director de cine considera idónea: "Supe desde muy pequeño que no quería formar parte de un engranaje." Y eso también lo tuvo claro a la hora de llevar adelante su primera película: "Si mi primera obra iba a ser una película tenía que ser muy sui generis, más vinculada a la escritura. No he venido al mundo a participar en grandes equipos." Siguiendo esa premisa, ha apostado por "escritura y montaje largos, rodaje pequeño y corto."

La película "se hizo en una semana" pero el montaje ha durado dos años. Una razón de ello es que el material rodado ocupa sólo un porcentaje (aunque "bastante alto") del film. El resto es material de archivo, en Super 8 y 9 milímetros, unas imágenes que reflejan la historia de una casa levantada por el abuelo del cineasta en los años 50. La obra es un homenaje a la casa, y una historia "absolutamente biográfica."

Tres personajes
La trama se vertebra a través de tres personajes: "un joven, un hombre y un anciano." Los tres "despiertan en una casa de veraneo que va a ser vendida. Se dedican a pasar un verano en actividades futiles. Los tres podrían ser la misma persona, representando tres edades del hombre."

Los actores que integran el reparto son Francesc Garrido (el adulto), Nao Albet (el joven) y Teodoro Baró Rey (el anciano.) Este último es el propio padre del director: "Yo tenía en mente a otro actor, pero 24 horas antes de empezar el rodaje me falló. Se me ocurrió que podría hacerlo mi padre." Su progenitor no tenía ninguna experiencia pero lo que se logró fue que, "más que adaptarse él a los actores, ellos se adaptaron a mi padre. Fuimos trabajando en recuerdos reales de la casa, a partir de mis recuerdos y sus recuerdos. Fue bastante bonito", explica, a la vez que confiesa: "En el fondo nunca me atreví a pedírselo, pero desde el principio me hubiera gustado que fuera así."

Con el tiempo suspendido
Lo curioso es que los actores no sabían que Baró iba a utilizar muchas imágenes de archivo: "Planteaba situaciones de las que había archivo, para hacer paralelismos entre presente y pasado, reverberencias. Es como trabajar con el tiempo suspendido en el tiempo."

Semejante ingeniería narrativa le ha llevado dos años de trabajo, con períodos más o menos intensos de trabajo. El esfuerzo se ha visto finalmente recompensado con la elección del film para participar en la sección oficial del citado festival sevillano. "Ya que se ha hecho y ha habido tanto esfuerzo, he querido que se vea."

El resultado no es "una propuesta excesivamente fácil", pero aún así, la respuesta está siendo muy positiva. "Si entras en el código es algo agradable, es un poco como estar hablando del paraíso, con la idea del verano como la imagen más parecida al paraíso, un lugar armónico donde los días transcurren plácidamente. La gente sale con muy buena sensación." Baró sugiere que en el fondo "estoy hablando de todos los veranos, del tuyo y del mío."

Tras el estreno Baró ha tenido que dejar pasar unos cuantos meses para ver, por fin, estrenado su film en Catalunya, dado que un festival le ha solicitado el estreno en exclusiva. Ese día ha llegado, y hoy a las ocho de la tarde se proyectará en el CCCB de Barcelona, en el marco del D’A Film Festival, certamen en el opta a dos galardones: el Premi Talents y el Premi de la Crítica. En el texto de presentación del film, el festival subraya: "(…) no es una película sobre el pasado, sino sobre lo que el cine del presente puede hacer con ese choque de tiempos (refiriéndose a las edades de los protagoistas del film). Y el resultado, inevitablemente, es un canto al futuro del cine, a sus posibilidades aún infinitas."

Tras su paso por este evento, "La película de nuestra vida" aterrizará en el DocumentaMadrid 2017, el domingo 7 y el lunes 8 de mayo. A partir de ahí, se espera el estreno comercial de la película previsiblemente en junio, y no se descarta su presencia en diferentes festivales internacionales.

To Top